A vuelto a
pasar a un mes aproximadamente del 20th Aniversario de mi
primer avistamiento.
Un catorce
de Noviembre de 1997 en esta misma sala; la bikini de su afamada
acústica. De aquellos tiempos en los que las entradas eran eso:
pequeñas obras de arte para conservar, coleccionar e incluso
reverenciar como las medallas de los santos que nuestras madres
guardaban celosamente. LUNA mientras tanto, orbitaba sin apenas
llamar la atención, cuando eran Britpop y Grunge los que pulsaban
las constantes de la “música moderna”.
Una historia
contada infinidad de veces y recalcada hasta la saciedad. Cuando al
mirar en panorámica a lontananza la sala. Uno, cae en la cuenta de
que ya no hay rastro de aquellos veinteañeros que huían un poco de
lo común. O por lo menos de esa parte de juventud, que uno supone
interesada en subrayar el contorno de Lou Reed, Television o incluso
de imaginar porqué Galaxie 500 dio paso a LUNA.
De todas
maneras y aunque de la sensación, como es. Que para mi recuperar un
poco mis enseñanzas de juventud me haga parecer más viejo todavía;
que lo soy. Quiero caer a posta en eso que tan pocas bandas hoy en
día son capaces de proporcionarme: Un buen chute, o viaje mental de
mi vida. ¿me lo he ganado, no?
A LUNA los
podría ver cada poco tiempo (dos, tres años), igual que a New Model
Army en las distancias. Como un remedio termal a los ataques típicos
de los melómanos; esa raza a la que supongo ya pertenezco, sin
acritud. Sobretodo porque a estas alturas son pocas las bandas que
nos/me llevan a esos territorios, donde sus influencias han dado paso
ya a un estilo, forma de exponer o atmósfera propia.
Decir a
estas alturas que su procedencia del sonido de Nueva York de los 70,
o la herencia de la anterior banda de Wareham es la clave de su
atractivo. Me parece insignificante, comparado con la evolución de
su sonido desde sus dos y más esenciales discos. Su etapa más
popular con PUP TENT o THE DAY OF OUR NIGHTS. E incluso esa serie de
discos que se tiene por menor, del 2001 hasta nuestro días. Y que
pasados ya casi la veintena de años, han conseguido renacer y
legitimar: no sé si por la falta de pulso de la actual escena, o
porque LUNA sí son capaces de hacerte creer esa evolución del
sonido Neoyorkino, hacia un preciosismo Popero elegante como es el
suyo.
En cualquier
caso y llegados a este punto. Es verdad que cada repertorio que nos
han tocado en estas últimas dos visitas; es tan diferente. Como
educativo es que te lleven a mirar su sonido o temario desde
distintos ángulos y perspectivas.
A mi me
gustan todas, e incluso me encanta que me arrastren a esos lugares.
Me gusta que me enseñen a amar su música sin condiciones. E incluso
que me lleven a reflexionar como he llegado a este veintena de años:
El camino, la manera de saborear los placeres de la vida y la curiosa
manera de habernos visto crecer; y crecer nuestra forma de escuchar
música.
Un
repertorio más distinto puede, por la forma de ejecutarlo respecto a
su anterior visita. Esta vez más rocoso, afilado y puede incluso que
despojado de más exceso de preciosismo, que el puramente formal:
Desde el
aporte de Sean Eden y su tendencia a estirar notas. Y con una Britta
Phillips muchísimo más implicada que otras ocasiones; rotunda en el
vibratorio de su bajo. El casi invisible Lee Wall tras los tambores,
y Dean Wareham todavía más metido si cabe en su papel de distraído
taciturno; con esa dosis de humor negro bien dosificado.
Sonaron
hasta seis versiones la noche de autos; bastantes más que en otros
bolos de esta gira: El “Fire in Cairo” de los Cure
de rigor, la Dylaniana “Most of the Time”, “Let
me Dream if I Want To”, “Car Wash Air” de
Mercury Rev como propia, “One Fine Summer Morning”
de Evile Sands. Y un glorioso premio extra de cierre con su clásica
versión de Fred Neil, “Everybody's Talkin'”: esa
maravillosa versión que nos teletransportó a aquel 1997, donde la
escuchamos por primera vez. Y que recordó de forma alegórica con el
texto de Most of the Time.
El homenaje
resucitador de “Malibu Love Nest” a Lou Reed, sin
renunciar la inmenso legado que dejo éste. Y que Dean Wareham &
Co. ha guarnido con psicodelia Pop aterciopelada.
Imprescindibles
como “Sideshow by the Seashore” con un pletórico
Sean Eden; como siempre, e animador de la velada. “Friendly
Advice” con esta vez, una Britta Phillips dispuesta a que
olvidásemos del todo a Justin Harwood. O “Chinatown”,
“Tracy I Love You”, “23 Minutes in
Brussels”; siendo los momentos más infalibles de la noche.
Y aunque
creo con sinceridad y amplitud de miras pese a que algunos se
quejasen de la falta de un tentador “Greatest Hits”. Cuando todos
sabemos que Luna no lo fueron, por más que el oportunismo de para
quererlos convertir esa banda de cabecera; cuando en su día casi
nadie los escuchaba.
Si hay algo
que valorar de una banda que regresa al cabo de los diez años; y
teniendo en cuenta que transitaron a la sombra de otras mucho más
exitosas (Mercury Rev, Flaming Lips...). Es esa manera de no
prescindir de su temario menos conocido, y precisamente el que más
enteros ha ganado con el paso de los años: “Still At Home”,
joyas como “Freakin' and Peakin'” que los hicieron
ser una banda para la intimidad, o una de mis preferidas: la delicada
y tremendamente melancólica “I Want Everything”;
deliciosa.
Sólo ellos,
capaces de marcarse un apéndice de instrumentales. Y demostrarnos en
directo, que hacerlo alzando el telón con la levitante “GTX3”,
es de militantes dispuestos a llevarte de la mano a otros sitios.
Y nosotros
tan felices!! Nunca es tarde.