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viernes, 20 de enero de 2023

LOS DIEZ (+30) DISCOS DEL 2022 QUE OLVIDÁSTEIS EN… ¿la vinoteca?

 


 

Ayer, mientras acababa de relatar esos magníficos artefactos que han hecho de mi 2022 algo más placentero. Dábale vueltas a la cabeza si… ¿escribiría unas líneas antes de la relación? -esta vez larga a conciencia- Por eso de no traicionar mi condición de explayo cuando decido dar la importancia que se merece, aquello que me ha volado la cabeza. O si las soltaría ahí, con un suspiro de desahogo; como quien se quita un peso de encima. Pues entiéndanme: El escribir, como cualquier otra cosa, se oxida. Y cuando la mente coge espacio en otros quehaceres, cuesta horrores volver a recuperar el ritmo; más yo, que soy de escribir a solas con el fuerte ahora, rodeado por los indios.

 

A veces, sin llegar a penas a explicar de qué va el disco en cuestión o si habrá quien guste del vino y sus maridajes sonoros.
Ni siquiera si esta especie de introducción aportará algo, o será totalmente prescindible.
Pero sí caía en la cuenta que hace ya dos años de la desaparición de Radio Ethiopia: Esos podcasts que amenizaban y engrasaban mis sesiones de escritura con su sugerente música en los auriculares

¿será por eso que he perdido el alma de escribir?

¿por eso será?

 

En cualquier caso, lo que yo venía ha decirles. Es, que estos diez discos y seguramente el resto. Han dejado de ser ya un manual del éxito, la categoría de gran obra, la corriente sonora del año, o ni tan solo esa cosa que se necesita para lucir al público en general

¿el caché le llaman?
Para ser simples creaciones predestinadas a emocionarme por: Su insignificancia, anonimato, y, sin embargo. Con esa especie de peculiar virtud de despertarme sensaciones, agitación, ingenio, melancolía, serenidad, o perspectiva para mirar la amplitud sin llegar jamás ha corromperme por mis vicios y predilecciones.
Si no por nuevos senderos por los que recorrer la vida a golpe de beat, secuencia o ritmo.
Creo categóricamente que la música ha de ser eso: Una vía para no estancarnos y seguir aprendiendo, igual que la dinámica del amor; siempre en movimiento.
¿Acomodarnos? Solo para adquirir la ergonomía y llegar a la vejez elásticos, y flexibles intelectualmente hablando.
No para perimetrar nuestras inmediaciones y desconfiar de todo aquello que no es lo que de siempre de la vida nos ha gustado. No sea que algún intruso se cuele sin epis y a la babalà.

 

Así que, sin más dilación y ahora que ya están tranquilamente en casa sin el ajetreo de la repetitiva navidad consumista. Yo, por lo menos, antes de plantearme el más mínimo propósito; salvo el cambiar el corcho de mi llavero. 
Pienso seguir rumiando estas melodías líquidas porque… Me gusta recrearme, ser así. Detesto el compromiso con el minutero.

 

 

01: BUILT TO SPILL_WHEN THE WIND FORGETS YOUR NAME Vs. MÁIS ALÁ 2015 Godello_ Xosé Sebio (Paraxe a Falcoeira/O Bolo/Ourense)


Ser un profano prácticamente de todo, es algo que además de no avergonzarme en absoluto. Es quizás, el único método infalible para no perder la emoción de saborear los instantes que nos brinda la vida, sin sentir que el peso de la sabiduría nos consume y envejece.

Para algunos podrá parecer un eufemismo. Pero para mí, es el aprovechamiento de mi latente dispersión, sin sentir el más mínimo peso de la falta de destrezas y especializaciones; algo así como quitarle importancia a eso que llaman: “ser experto en algo”.

 

Me hace mucha gracia que algunas personas me tengan por un experto en algo. Y lo que hace que mi interés por el señor Doug Martsch este último año, sea revelador; teniendo en cuenta que lleva ya 30 años por lo menos. Sentando cátedra sobre lo que es ser verdaderamente independiente, a la hora de alargar un proyecto que se ha convertido más en un símbolo, que en un ejemplo de éxito popular.
Es precisamente lo que ejemplifica mejor mi idea de lo que significa, disfrutar de todo aquello que va saliendo a tu paso casi por casualidad y sin compromiso alguno.

 

Tras 7 años desde su último álbum propio, y la llamada de atención que me produjo su colaboración con mis adorados LE ÂLMEIDA de João Casares; a lo que aprovecho encarecidamente den una escucha.
La vuelta a la actualidad con su último trabajo en compañía y de nuevo, con distintos (esta vez distintas) compañeras de viaje. Es suficiente motivo para comprobar que el tiempo, la actualidad, y nuevos aires musicales son -por suerte- relativos.

 

Hay quien dice que nos ha devuelto a los 90’s. Pero yo sinceramente, creo, que la remarcable magia de este disco. Es, como ha sabido preservar el sonido de un proyecto de 30 años. Y conseguir coser diferentes décadas musicales (70’s, 80’s, 90’s) en un disco donde lo orgánico, salvaje y mítico, se dan la mano con tanta naturalidad.
Ahí está: Neil Young, el glan de los 70, la inocencia de Daniel Johnston y su pop inexperto, la psicodelia también de los setenta en sus guitarras malabaristas, la vaporosidad aérea de “Elements” igual que una vista de pájaro, la pizca de reggea y ligereza de “Rocksteady”. Esas guitarras en trance melancólico de “Spiderweb” y la vuelta al pasado de “Never Alright” y mucho más.
When the wind forgets Your Name es un canto al conjunto de la música indeleble, que jamás caduca ni comulga con las modas. Si no que ella es la moda en si misma; el estilo diría yo mejor.

 

Perdido en su mundo particular del norte de España. Este  melómano enólogo de Coto Gormariz proyectó hasta tal punto su pasión, elaborando dos vinos en homenaje a The Cure y Pearl Jam con Wish y Hush en su proyecto particular.
Enemigo de convencionalismos y modas, ha conseguido poner en valor los tintos galegos, las variedades denostadas, y el Ribeiro como blanco equiparable al Loire.
Vinos verticales, sápidos y salvajes, que abrazan su larga estancia en botella con una profundidad insólita hasta la fecha en galizia, cuando comenzó su aventura.
MÁIS ALÁ es un vino que tuve la suerte de probar de la añada hace tiempo. Y que milagrosamente aparece perdido en una estantería por la ignorancia del consumidor medio, con siete años de botella que lo hacen eterno.
Un Godello que viene a romper el estereotipo de esta uva. Dando matices y complejidades a la par que inmediatez adictiva. De esas que te hacen perder la cabeza y devanarte los sesos buscando correlaciones imposibles.
O lo que sería lo mismo: La posibilidad del disfrute y la meditación en pura simbiosis, por contradictorio que pueda parecer.

 

02: ISLANDIA NUNCA QUEMA_ISLANDIA NUNCA QUEMA Vs. LES TRAVERSES 2018 Syrah & Garnacha Domaine de L’Anglore (Tavel/Ródano)


Que una banda con apenas dos discos separados por ocho años de diferencia, y trece años de carrera. Regresen como aquellas bandadas de pájaros en formación que, surcando los cielos, viajan de hemisferio a hemisferio.

Es la misma consoladora visión al alzar la vista y observar el cielo cobalto dibujado de elipses aladas, cuando vuelve el pop, igual que las golondrinas.
Y no me refiero en absoluto esta vez, a ningún tipo de vademécum musical donde acotar fieles, por credos estilísticos o renqueos musicales, no.
Hablo de esos recuerdos igual que en la infancia cuando llegaba el estío y las canciones nos recuerdan a momentos de idealismos juveniles.
A mí, a Felt por entonación. Y a The Smiths, Auteurs y Go Betweens por la magia de aquellas noches eternas tumbados en la playa mirando el infinito del horizonte. Como si el tiempo no transcurriera.
Hablo de las sensaciones y sentimientos que provoca la música. No de cátedras sobre la misma.

 

No en vano, lo reusenses son de aquellas escasas raras avis. Capaces de captar la esencia de una época, por la simple estética de su sonido. Tan escasamente escudriñada en nuestro país, para desgracia de los poperos poceros;(los que se dejaban los dedos negros buscando pop de pub y club, invisible, me entenderán).
Afilada pluma la de Carles Rivas para vestir de esplendor y elegancia, las miserias humanas y convertirlas en coquetos himnos. Y unas guitarras que cabalgan entre el western new wave de los Monochrome Set, y el ritmo pub de los Orange Juice, sin rendir pleitesía, sino enriqueciendo.
Suerte la de mi promesa cuando persigo obstinado algo. Tanto si se te aparece en un claro, como si lo buscas igual que un boletaire.
La primera vez que celebré un cumpleaños (mis 52), en un restaurant de copetín. Tenía claro y meridiano que lo iba a hacer en el Villa Mas. Y tal como me dijo Santos Masagosa de El Cortijo: Para pedirme un vino de L’Anglore sin dejarme un riñón; que estaba emperraito yo desde hacía una eternidad.

 

La particularidad de Domaine de L’Aglore y la de un apicultor hecho a si mismo viticultor, llamado Eric Pfifferling. Es sencillamente, la de convertir sus vinos de mínima intervención o naturales (cuando lo mientan los convencionalistas reacios), en referentes para cualquier elaborador que se precie.
Vinos delicados, delgados y a la vez fibrados. De rasgos complejos, pero a la vez amables y disfrutones para el paladar más exigente o el más punky. Sus botellas se han convertido en objeto de culto, buscadísimos teniendo en cuenta su baja producción y, por lo tanto: Revalorizados por la simple oferta/demanda.

 

Todo y eso. La verdad es que, si alguna vez has dado con esos Pinot Noir, Merlots, Syrah, Gamay etc etc franceses que rebosan frescor, complejidad, y maravillosos efluvios y elixires. Sabrás de que te hablo.
Porque Les Traveses es un vino no exento de rusticidad primigenia, pero ojo. Que algunos piensan que rusticidad es algo basto, poco pulido, o tánico, y no.
Eric ha conseguido sin productos químicos, sulfitos, levaduras o enzimas añadidas. Vinos que hablan por si solos de su terruño, y cómo cuentan los viejos que antaño se hacían los vinos en Tavel; teniendo en cuenta que es el único de la zona, que los elabora sin trampa ni cartón. Equilibrismo puro y duro.

 

03: LO MOON_A MODERN LIFE Vs. GAMA BUMBA 2020 Gamay 100% Domaine des Fables (Chautagne/Saboya)


La historia de esta banda liderada por un neoyorquino y fundada en los ángeles. Es la de una canción confitada en una playlist y más tarde en pendrive para un compañero de trabajo que viajaba a Portugal.

Y que hizo que, al final, la blandura épica de “Carried Away”, y lo poco que me importa lo disonante que pueda resultar la combinación Lo Moon/Metz para quien no me conozca. Acabara convirtiendo con mucha diferencia A MODERN LIFE, en el disco que más he machacado al volante durante este 2022.
También digo que ver a Lo Moon defender sus pop blandito y ñoño en su directo de el 88five de la radio independiente angelina, ayudó y bastante. Y comprobar tras mi enamoramiento de Carried Away y la persistencia cansina de mi compañero.
Que Modern Life es un disco tan agradecido como curativo. Cuando se trata de echarse a volar sin condicionantes ni vergüenzas.

 

La verdad es que no debería justificar mi devoción por esta maravilla de disco. Igual que vosotros tampoco deberíais dar portazo a depende de qué músicas, sin pararos a reparar en lo que hace brillante una canción sin entrar en estilos, géneros, o comercialidad y vaya por delante que el gusto personal es eso: Personal.

Pero Modern Life en lo que a mi se refiere. Concentra al mismo nivel de Colatura. Un acierto in crescendo emocional y melancólico indiscutible, que sinceramente es lo que valoro en disco de pop de esta índole. Además de no tener ni una sola canción de baje del notable alto y de esa regularidad del conjunto; que tanto subrayo cuando me quejo del exceso de singles, y la falta de conjunto en los Lp`s actuales.


 

Lo dócil, apetecible e irremediablemente adictivo que puede resultar regodearse en nuestros placeres prohibidos. Tales como la nostalgia de amores desvanecidos, imposibles, el placer del dolor, e incluso la lujuria de los fácil, Están aquí, en los dos.

En darle al play de Modern Life. Y en abrirte un Gamay tan divertido como el que François Gilles elabora en la Saboya con sus viñas más jóvenes.
Un vino bomba que detona desde su impecable nariz a grosellas y fresitas licorosas, hasta lo que puedes encontrarte en la copa: Un arroyo de agua fresca en plena Chautagne, después de una larga travesía.
Puro sinbeber en un sinvivir de fruta crocante y especias, de glu glu incorregible y placer gastronómico sin manías ni prescripciones; salvo las que mi confidente Nico me susurra al oído. Un puto vino placer como digo yo.

 

 

4: MAD ROBOT_DOOMED Vs. FINS ALS KULLONS 2019 Clarete xarel.lo, garnatxa blanca, sumoll Finca Parera  (Sant Llorenç D’Ortons/Barcelona)


Con la máxima de menos, es más, Mike Grau (Furious Planet) y el cuarto disco del proyecto que nos ocupa; sin contar el acústico Pig/2017. Regresan de las catacumbas tres años después, para recordarnos que…: Si la vida cava zanjas y pone zancadillas, solo queda rellenarla de esa mierda hasta hacer montañita, y coger impulso.

Dos años pandémicos de rupturas, enfermedades, y desesperanza que solo pueden ser remendados con música; y de eso, ya digo yo que os hablo de la experiencia propia de mirar al abismo y estar dos años en dique seco.
A mí me dio por pedir un discman y escuchar Chucho y The Smiths desde la UCI, después por escribir. Y para nuestra suerte, a Mike Grau por mirarse hacia dentro y escribir 17 perdigonazos de pimienta y sal como jamás lo había hecho.

 

Autoproducido desde su nuevo destino en Gandía y los mandos de la nave (Voces, guitarras, batería), y la inestimable ayuda de Borja Boscà y su bajo a distancia. En DOOMED hay esa parte que algunos llaman redentora o exorcizante. A la cual yo veo más, como ese alivio medicinal que siempre me ha producido el indierock de guitarras, fuzz, y latido propulsor. Cuando uno finaliza la jornada laboral, y ya por mala o buena, ilustras la felicidad del clavar bandera: Subiendo bien el volumen, mientras vibran los frágiles elementos de tu auto con el vibrato de “Watched Someone Die

Así que no sé si el indierock guitarrero cura ni me lo planteo, oigan. Pero la euforia y felicidad que a mi me producen malas no debe ser ¿verdad?

 

Diecisiete soberbias melodías sin ni un solo síntoma de agotamiento. Donde la voz solitaria o doblada de Mike se hace más fuerte que nunca. Con un sonido 90’s tan universal como la decena de referencias que puedas intuir.
¿O no fueron de desengaños como nos forjamos en los 90?
Aquí la velocidad crucero me despeina y espabila, como no lo hacía desde mi veintena en la pista de baile del garito más insospechado.

 

 

El acompañamiento para este discarro es quizás, el más clarividente de mi diez preferidos.
Ya que Rubén Parera, además de ser el tipo con la capacidad detonadora de felicidad y desprejuicio del sector vinícola de mi tierra, que he conocido.
Un buen día pensó en como debería ser ese clarete que se bebía en las vendimias para hidratar a los viñadores, y celebrar la jornada y la piña. Y sería claro está, en botella da litro, ideal para beber en porrón y con pitorro; vamos, para mamarse. Tal como me lo definía él en una feria de vinos naturales.
Además, lo hizo invitando a sus clientes y amigos a decir a viva voz. Que era aquello que de verdad les tenía “fins als kullons” en una campaña de su Instagram.

 

Con su camiseta de su propia imagen blandiendo una forca a modo de fender. Fins als Kullons es ese vino de baja graduación donde mejor se expresa la fruta crocante y deliciosa de la sumoll; bien escudada por la seria Xarel.lo y la punky granacha.
Un vino para dar un revés a todos aquellos que fruncen el ceño, carraspean y piden silencio para beberse un vino. Cuando en verdad, hay primero que saber beber el vino del pueblo y de nuestros ancestros, para entender un Ermita de Palacios. Igual que sin MAD ROBOT, no hay tontá y balbuceo del Bad Bunny que valga.

 

 

5: SEEPEOPLES_FIELD GUIDE FOR SURVIVAL IN THIS DYING WORLD Vs. FRONTONIO MICROCÓSMICO Garnacha 100% 2018 Bodegas Frontonio (Valdejalón/Aragón)


Si hay algo que valoro a la hora de disfrutar de la música, igual que de beber vino. Es saber que por mucho que pruebes y escuches, siempre habrá algo que te abrirá la mente y el alma un poquito más. Que te sorprenderá. Que incluso te ayudará a entenderte un poquito también.

Siempre y cuando estés dispuesto a la aventura, claro.
Si eres miedoso y prefieres fiarte solo de lo que conoces. Posiblemente un buen día, te encuentres despotricando por todo aquello que en realidad -por miedo al vértigo- te genera desconfianza. Y habrás envejecido malamente (incluso a los 40).

 

SEEPEOPLES, o lo que mejor podríamos definir como el proyecto creativo de Will Braford desde el año 2000. Es una de esas escasas y maravillosas anomalías, venidas al mundo para sacudirte y exfoliarte todos aquellos prejuicios y anquilosamientos musicales. Y desde luego, la banda que más me ha alegrado este 2022.

Un músico que se mueve por estímulos más propios a los de un ser, o animal libre. Donde lo verdaderamente importante no es plantearte si lo que haces es correcto o no. Si no hacer lo que el entorno o las circunstancias aleatorias de la vida te demanda. Vamos. Leer la partida y jugar.

 

 

Por lo tanto, y pese a que esta última entrega después de 7 años te pudiera parecer algo que se acerca más al AOR melódico. Para explicarte de cómo el mundo se nos va a la mierda, y sin consolarte ni resignarse, estirar los brazos para encontrar compañeros de viaje.
La gracia fundamental de Seepeoples, es vérselo desde la perspectiva de toda su discografía. Plagada de estupendos y sorprendentes discos llenos de giros, sin manías, sin miedo a experimentar, sin complejos a la hora de lanzarse a indistintos géneros…
Y teniendo en cuenta que Will Bradford entiende la música desde la amplitud y el conjunto total del disco. Tarea difícil, ahora que ni el más pintado es capaz de sentarse, detener el tiempo, y disponerse a escuchar el conjunto; que no el elemento brillante.

 

 

En este aspecto esencial y necesario para disfrutar del vivir. Y quien mejor si no, que Fernando Mora para asociar vino/música, que este jugón de la vida.
Porque si eres de los que te crees que Aragón son: Concentración, alta graduación, calidez, y extracción, vas mal.
Un 92 parker de garnacha más ágil que un parkourista, con esa parte de rural poesía, y el frescor de los ribereños jardines.
Con un brillante carmesí. Olerás grosellas, rosas rojas, orégano, y frescor mañanero. Garfada de agua fresca a pie de arroyo. Y un beber que, pese a su facilidad y glotonería, te hace una finta compuesta de mineralidad, como la de un certero espadachín de esgrima.

 

 

6: MICHAEL HEAD & THE RED ELASTIC BAND_DEAR SCOTT Vs. FINCA BUTARÓS 2015 Cariñena 100% Mas Llunes (Mollet de Peralada/L’Empordà)


Michael Head nos quebró el corazón hace bastantes años, a todos aquellos que seguimos la pista en los 80/90’s a Pale Fountains y Shack. Por lo tanto. Ya venimos heridos de juventud, con esas heridas que jamás acaban de cicatrizar, y que solo supuran dolor placentero en momentos muy concretos.

A veces lo parece, pero no. Y otras, como en esta ocasión. La hemorragia de placer no cesa, incluso se cronifica. Ya que mi tocayo se ha acercado peligrosamente: con esos tapizados de cuerdas y violines, a lo que antaño nos provocaban los Pale Fountains; solo le ha faltado la trompeta de Andy Diagram (ahora en James).
Además -y esto es lo que a mí más me gusta de su último trabajo-  ha dejado a banda ese tono americano, que nos venía ofreciendo en sus predecesoras obras en solitario. Y ¿Por qué no volver a hacer lo que mejor se me daba?
Efectivamente, los arreglos orquestales (flautas, coros, violines, pianos, metales…) que tiñen su excelso arsenal de preciosas canciones  de añil y ocre otoñal british. Se podrían acercar; y en esto no exagero ni un ápice:
A la esencia musical de los Love; sólo que en el caso que nos ocupa: Desecháramos la ínfula psicódelica y el barroquismo de aquella época, para sonar tan cercano y honesto como el crujir de las cuerdas de su guitarra y la naturalidad de un amigo que nos canta ante la chimenea.

 

De veras que lo harías y de esto también estoy casi al 100% seguro. Con una copa del Finca Butarós, que un sabio veterano como Antoni Roig elabora cuidadosamente de sus cariñenas centenarias.
El buque insignia de una de las bodegas centenarias que mejor ha sabido hacer el tránsito del cooperativismo a la elaboración de grandes vinos. Sin resentirse ni amedrentarse en el difícil equilibrio de elaborar vinos “para todos los públicos” RCP inigualable, y auténticas joyas embotelladas.
Cariñena (o como aquí decimos Sansó) de primera huella corpulenta y musculosa (cuero nuevo, animal, mineral). Que baila el lago de los cisnes de Nureyev en boca, con una amabilidad y calidez progresiva hacia la fruta roja madura, la tinta china, el balsámico del romero, las especias dulces. Y una crianza precisa donde madurez, buena acidez y taninos sabrosos se complementan entre si, de manera magistral.

 

 

7: SILVANA ESTRADA_MARCHITA Vs. VITALBA ALBANA IN ANFORA 2018 Tre Monti (Podere di Imola)


La síntesis de esta maravilla discográfica me obliga a ser tan breve como la delicadeza de su musicalidad.

La que la mejicana nos deslizó en el bolsillo del abrigo sigilosamente, apenas cambiados los dígitos del pasado año; por estas fechas casualmente. Y que lleva como un remolino de poesía despechada formando tormentas y plácidos amaneceres en nuestra cabeza, desde el día que la escuchamos.
Un disco que narra una ruptura dolorosa curada “a la mejicana”; con versos como puñaladas. Pero de las que no brota sangre, sino pétalos de rosas y claveles. Y donde Silvana; muy lejos de la tradición azteca de Lola Beltrán. Cicatriza las oscuras penas con una desnudez y potencia emocional tan frágil como poderosa, tan bella como sencilla, y de aquellas que solo se pueden escuchar descalzos y despojados de cualquier atisbo de rencor y odio.
Una obra que da paz y que reconforta.
Que enamora curiosamente, cuando habla de un desamor.

 

Esas mismas sensaciones que se dan casi por puro azar en sitios casuales, donde acabas tocando con la punta de los dedos lo que muchos fieles llaman deidad.
Hay quien lo busca en lo invisible y en lo terrenal de los templos. Pero también se puede encontrar en el in_genio de una botella de rústica Albana Romagna, en las afueras de Forlí.
Fermentado en ánforas georgianas (kvevri). Este blanco elaborado con esta rústica y potente uva blanca, utiliza un método de elaboración parecido a los blancos de Kajetian (fermentaciones con pieles de 2 a 4 meses). Por lo que lo resultante, puede parecerse a un Orange de gran profundidad, cuerpo y sapidez; un vino blanco con atributos de tinto, para entendernos.
Una locura gastronómica sin de adición de levaduras, sin control de temperatura, ni maquillaje alguno que quiera disimular su carácter; un vino desnudo y puro como Silvana Estrada. Nariz muy compleja a ciruelas claudias, orejones, hierbas aromáticas, frutas exóticas concentradas (paraguayos maduros). Y una contundente boca a piel de mandarinas, manzanas verdes, membrillo y balsámicos de menta y eucalipto.
Con comida es un puto espectáculo terriblemente peligroso, porque se bebe solo por puro orgasmo.

 

 

8: SEÑOR CHINARRO_REALITY SHOW Vs. SENDA MATAPALOS 2019 Pedro Ximénez 100%  Bodega Marenas (Sierra de Montilla/Córdoba)


Hay músicos que rebasan ese muro que separa la mitificación del cariño. Y cuando crees que conoces al dedillo tus vicios y sus andares.  Afilan la estilográfica y su capacidad para rodearse de renovadoras compañías. Y nos reajustan los chakras, para regalarnos un nuevo giro inflexivo donde lo musical y lírico avientan de manera certera todo su legado.

 

En Reality Show hay teclados espaciosos y guitarras que tiñen de hit las mismas miserias y comedias costumbristas de nuestra sociedad moderna. Con ese tono entre lo coloquial y poético a la que su genética socarrona y observadora nos tiene acostumbrados.
Con la diferencia, de que Dani Vega (Mishima), Miquel Sospedra (New Raemon, Mazoni, Refree), Georgina Wolkowicz (The Lucies) y su pareja Josep Vilagut (Señor Suerte); en su estudio, junto a Xavi Moreno. Han dado lugar a ese abracadabra que en la música se suele dar de manera espontánea y mágica de tarde en tarde.
Parecido al que se produjo en 2005 en El Fuego Amigo con J, Antonio Arias, Pedro San Martín y Enrique Morente. Pero esta vez, con una simbiosis de frescura, agilidad, oscuridad contemporánea apabullante.
¿Puedes hablar de como el mundo se va al carajo desde la alcoba de cualquier cuchitril, al anonimato más pueril de ese conciudadano que te cruzas cada día? ¿Y hacerlo entrañable, cruel, y a ritmo de música ligera?
Pues sí amigos, está ocurriendo.

 

Te lo podrías zampar en la terraza de tu piso. ¿Mientras observas el anonimato de los transeúntes, elucubrando una fantasía metafórica con una copa de Pedro Ximénez de la serranía de córdoba?
Pues claro. Ahora mismito lo estoy haciendo yo; con mi cuñado Alfonso concretamente, mientras el año se nos va por una rendija.

 

 

 

Esa uva que todo el mundo asocia a vinos dulces, y que en las calles de córdoba se bebe seco y a tinajas con una buena tapa al lado.
José Miguel Márquez y su hermano lo han hecho en Cerro Encinas. Y no os podéis imaginar el momento beetlejuice que se da, cuando te asomas a los aromas de dátil, retama, esparto verde y cañaveral que emanan de la copa de este extraordinario y fondista blanco de infinito postgusto.
¿Qué si podrías ponerte a bailar como Harry Belafonte a ritmo de Shake shake senora? Ya te digo yo que sí.

 

 

9:COLATURA_And Then I’ll be Happy Vs. GARCIA GEORGIEVA 2019 Graciano 100% Finca Los Guijarrales (Burgos/Ribera de Duero)


Lo he intentado con infinidad de bandas pop este año (Alvvays, Orchids, Blushing, Love Burns, The Reds pinks and purples, Mild Orange, Poster Paints… y nos cuantos más); supongo, claro. estáis al corriente de que soy un popero empedernido.

Y sin embargo he caído rendido desde la primera a la última canción del debut de esta banda de Brooklyn:
Un disco con integridad, donde claramente hay sonido de dreampop ensoñador, con trazas de Cocteau Twins y Asobi Seksu; sin obsesionarse, claro está. Pero de los que valoro de sobremanera la escasez de altibajos o linealidad sin sustancia y algo machacona; algo que este año me ha parecido una verdadera plaga musical en infinidad de artistas.

 

Lo gracioso, es que la mayoría de las escasas reseñas que se leen de ellos. Hablan de guitarras surfpop, de infinidad de variantes pop… En fin, no sé, creo que después de la plaga de discos de relleno, sin sustancia ni chicha, de otros que pretenden colarnos un ideario sin apenas trabajar el alma de las canciones… En definitiva, abono para saciar la trituradora de la industria musical (streaming, consumibles, páginas).
Está la de gente que reseña sin apenas escuchar el disco, utilizando la hoja de prensa si la hay, o pasando de canción en canción cada 30 segundos)
Así nos va.

 

Ligeros, ingrávidos, y etéreos como el delicioso graciano que elabora Goyo Garcia Viadero (Valduero) junto a su pareja, y en la que se inspira esta línea de Riberas de Duero de mínima intervención.
Un Graciano que arranca dubitativo y de cerrajón; como le suele pasar a veces al Graciano.
Pero cuando la cosa se desnuda en la copa… ay dios!!
Fruta roja fresca en sazón, lácticos, ligeros cítricos, y florales que van desde la violeta a la lavanda.
Un vino todo terreno que marida con los más inverosímil, y de una glotonería descomunal. Y que yo me bebí con un buen amigo (Edu), junto a un tartar y el lacrado de 30 años de correrías en garitos (importante y mucho, con quien te lo bebas para que las cosas trasciendan de lo banal a lo celestial)

 

 

10: COLLIDER_FELL Vs. CURII RECCIO 2016 Monastrell Abocado_ uvas y vinos de Violeta y Alberto (Sierra de Salinas/Villena/Alicante)


Pongas bien o no el nombre en el buscador, no los encontrarás.

Posiblemente, el cuarteto de Washington. D.C sea el secreto mejor guardado del shoegaze indierockero melódico americano. Y créanme, no escatimo ni peco de desmesura en absoluto.
8 canciones publicadas en abril de este pasado 2022: Aparcadas, maltratadas, y analizadas con ojo crítico hasta dar asco por el que aquí firma. Por ese miedo infundado sobre esas cosas a las que uno es adicto y cree que están trilladas hasta la saciedad. Y el caer en ese mal hábito de juzgar aquello que nos dio de mamar con 20 años, y que ahora parece ser el Meritene proteínico para cuarentones en el abismo, o cincuentones cayendo por él; según dice el stablishment que modula lo que mola claro, así, en general.

 

Pues créanme si les digo que la banda de Jonathan Hand, John Crum, Nicole Morris y Ryan Burke. Autoeditados y sin la más mísera promoción, y un borrado de su página de Facebook con sus 71 míseros seguidores como testimonio del más absoluto ostracismo pese a sus dos discos. Son posiblemente la mejor banda de guitarras (llámese indierock, shoegaze, noise, postgrunge… o lo que narices quieran) que han llegado a mis orejas en estos últimos ¾ años.
Y no, no son la típica banda de guitarras pese a veces nos puedan recordar a muchas cosas, y a nada en concreto. ¿Y aunque lo fueran? Su temario sin fisuras habla por si solo.
Son buenos, y punto.
Esas guitarras ondulantes que sierran desde el tobillo a la rabadilla de la espalda, y erizan. Con su bajo y rítmicos marcando el paso de redoble firme y grueso. Y esa parte emo/slowcore que reverbera de tanto en tanto, para testear nuestra melancolía sincopada e irremediablemente crónica.

 

Igual que tampoco creo que encuentren el RECCIO (264 botellas), que se curraron Violeta Gutierrez de la Vega y Alberto Redrano con el Monastrell de unas viñas que desgraciadamente ya no existen.
Un homenaje a los abocados que históricamente se han elaborado a lo largo del mediterráneo. Pero éste, mágicamente distinto a cualquiera que hayáis probado.
Un rosado ligeramente dulce, pues su salinidad y maravillosa acidez lo hacen totalmente peculiar y gastronómico. Y una genial anomalía que se estrujó y encubó en dos barricas usadas abiertas de 300 litros. Fermentando con sus pieles durante un mes hasta continuar la misma y posterior crianza cuatro años más.

Un locura!!