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sábado, 15 de marzo de 2014

YUCK EN LA SALA MUSIC HALL Barcelona 13/03/2014




En la misión que nos hemos impuesto de sacarle los colores a este final de Invierno. Ayer fue en pleno centro de la Barcelona más cosmopolita, donde espantemos el mal de ojo. Que parece perseguir a este cuarteto de Londres desde que bien entrados sus inicios se empeñaran en etiquetarlos como “fenómeno hipster”; y yo que soy muy descreído me pregunto: ¿que requisitos ha de cumplir “algo” para ser un fenómeno hipster?, ¿no es hipster todo lo que reluce?, ¿no es más hipster el que atribuye esta extraña palabreja originaria de la Nodicia de Kesos, que el que la sufre? Vamos, un complejo enigma que me resulta imposible resolver a bote pronto, y con el fin de semana corriéndome ya por las venas.
 Los pobres no tuvieron bastante con iniciar sus andaduras a cuestas con una ristra de latas. Que al cabo del tiempo va y se les va su solista y principal compositor, ¡vaya por dios! Cualquier otra banda hubiese tirado la toalla a la mínima de cambio. Sin embargo YUCK con su otro guitarra a los mandos de las voces y de las composiciones con ayuda de Mariko Doi, su bajista. Publicaron un segundo trabajo, que sin ser el bofetón de PopRock desenfadado de su álbum de debut; tiene un buen puñado de razones para equilibrar la balanza entre lo inmediato y lo reflexivo. El pasado Jueves vinieron a demostrar sus razones de peso, y esta es la historia de lo sucedido.


La verdad para que mentir. No entraba en mis planes acudir al concierto de Yuck, ya que los vi coincidiendo con su primer disco en el PS. Y me parecieron un pelín planos, sin entrar en debate sobre la hora y lo que supone la magnitud del escenario para una banda de sus características. 
Pero un mensaje certero de Atticus, que fue casualmente con quien los disfruté aquel día, me volvió a recordar la de tiempo que llevo, sin meterme en vena una buena dosis de Pop de guitarras. Ya sabéis, de esos a los que no se le pide una licenciatura en el arte de la experimentación musical, ni falta que hace!!. Tan solo canciones, buenas melodías, y hacerte bailar; algo que junto a Atticus ya doy por echo de entrada. Una noche que prometía desconexión absoluta, y una curiosidad que me comía las entrañas por verlos en sala, la verdad.
Ey!! que tampoco juzgo a quienes se marcan unos objetivos con las bandas que escuchan. Esperando que les den lo que ellos quieren, sin caer en el detalle de que suenan tal y como son. Me atrevería incluso a decir, que una de las virtudes que tiene Yuck es que son totalmente traslúcidos, y no venden nada que no se intuya a primera vista: Pop de guitarras sin artificios ni envoltorios, sin complicaciones y experimentos con gaseosa... Simplemente canciones que se ajustan a sus posibilidades y que suenan tal y como uno cree que han de sonar. 
Además, con los años he aprendido a tener una dieta equilibrada de música, y a saber disfrutar de toda ella en su justa medida, sea cual sea la trascendencia que cada uno le quiera otorgar.


Unas cuantas pintas y unos Nachos en una taberna Irlandesa de las inmediaciones tuvieron la “culpa” de perdernos los teloneros; si los hubo, puesto que en la página de la sala, nanai de dato alguno.
Algo que no tengo por costumbre hacer todo he de admitir, pero que queda reducido a una simple anécdota si lo comparamos con la rentable charla que tuvimos Atticus, Naiara, y los amigos de Crazyminds entre el bullicio del local. Son ese tipo de encuentros previos y posteriores tan necesarios como el propio evento. Y donde la perspectiva sobre lo esperado y las minucias de la vida alcanzan una sublimidad tan mundana como necesaria; que os voy a contar de la magia que ejercen las charlas y las personas...

Supongo que muchos de los presentes esperaban ansiosos ver una banda en imparable progreso. Pero las composiciones de su última entrega no hacen más que ajustarse a las posibilidades de la banda. Y “Glow & Behold/2013”, ni es el disco tan flojo que algunos se empeñan en sentenciar, ni su debut una obra cumbre. Carece evidentemente del punch de “Get Away”, “Operation”, o “The Wall”, pero desde luego puede presumir de dar un paso más allá en la construcción de melodías más ambiciosas y cromáticas. Pese a no ser la alegría de la huerta sobre un escenario.
En el conciso set que nos ofrecieron anoche, una hora justa; del cual no tengo objeción alguna (el Pop en pequeños sorbos siempre es mejor). Se pudo ver todo lo mejor de ellos: Un sonido a la altura de las expectativas, bien engrasado y musculoso. Y a una banda que pese notar la ausencia de Daniel Blumberg en algún tema como “The Wall” donde ahora pone las voces Mariko; con más empeño que suerte.
Por lo general la banda salvó los trapos y dio muestras de entenderse y dosificarse a la perfección, sin que echásemos realmente en falta a Daniel. Y abrieron la noche con un set list calcado al de sus visitas a Madrid, Zaragoza y Valencia: La ampulosa “Midle Sea” que es una de las que mejor ilustran el buen entendimiento de la presente banda, y directos sin ambages con “Holing Out” con un inicio enrgizante y de lo más prometedor. 
Max Bloom puede que no sea el líder carismático que se presentía en Daniel, pero desde luego: Es un correcto guitarrista, no tiene mala voz aunque le falten agudos, y parece ser capaz de enriquecer el repertorio. Tal y como sonaron “Rebirth” con ese halo coral a Pale Saints y Lush, o “Nothing New”; otra de las canciones que crece con cada escucha, y que dio en lo personal uno de los mejores momentos del concierto.

Es evidente que la popularidad de “Operation” que brilló con luz propia en las hábiles manos de Max. Y la cualidad innata que atesoran “The Wall” y “Get Away” como clara herencia de Yo la Tengo o de los Pavement más trotones. Lastran su lado más Pop y melancólico hasta el punto de eclipsar injustamente el preciosismos de las joyas de su último Ep.; como el caso de “Nothing One”, que sonó tras la bajada de pistón. Pero hay que reconocer que en la diferencia de ambos discos, se alla un poco la gracia de variedad; por lo menos así lo veo yo.
 No sonó sin embargo una de mis preferidas “Athena” pero sí sonó de regalo una acertada versión del “Age of Consent” de New Order, que engarzó a la perfección con “Operation”. Lo que hizo que el final del se diluyera un poco el concierto con una descafeinada “Georgia”. Y pese a que “Memorial Fields” es capaz de transportarte al etéreo universo de Julee Cruise o de This Mortal Coil, flotó en el ambiente esa falta de traca final.

Esa es la sensación que le queda a uno con Yuck, la de algo inacabado y aun por construir. Lo cual no quiere decir que esta banda no siga creciendo y ofreciendo con total seguridad, grandes discos mucho más ambiciosos y seguramente más redondos. Al fin y al cabo empiezan a andar, y a aprender a cambiar sus anteriores roles.
A veces solo es cuestión de creérselo y vivir el riesgo como una aventura disfrutable. Algo por cierto, que a veces hecho de menos cuando los veo sobre un escenario; prefiero sus discos (de momento).               SALUDOS!!

YUCK - GLOW & BEHOLD/2013 by bboyz1970 on Grooveshark