lunes, 19 de agosto de 2013

SANDRONE BARBERA D'ALBA 2009







D.O: Piamonte
Bodega: Sandrone Luciano (Barolo/Italia)
Graduación: 14%
Crianza: 12 meses en barrica de Roble Francés, 50% nueva
viñedos: Cascina Pe Mol, Merli, Rocche di San Nicola
Uvas: Barbera
Temperatura de servicio: 16 grados
Precio aprox. 22 Euros



Si los astros nos son favorables, pues aunque no supersticioso, nunca he gustado de dar por echo algo todavía no vivido. Volveremos a cruzar la cadena Pirenaica para perdernos durante unos días fuera de nuestro territorio cotidiano y de manera consecutiva en los parajes Transalpinos de Italia.
Dicen de quien sufre el aguijonazo de tan anárquico y peculiar país, que nunca volverá a ser quien fue ni a mirar a un Italiano de la misma manera que lo hizo antes después de visitarlo.
Y yo que no me considero docto, ni en éste ni en cualquier otro campo, ¿que puedo decir ante tal requiebro de inspiración momentáneo? Que no se si hay algo que sea cierto al 100% en esta vida, pero Italia tiene algo que atrapa, de eso no cabe duda (y no voy a ser yo el que recite los encantos variables según quien); dios me libre con lo que aun me queda por ver antes de mi huida!!

De sus gentes quedé encantado por motivos laborales que me llevaron a ese país por simple casualidad. Y de sus vinos prendado, simple y llanamente por desconocimiento absoluto no se si me entienden; porque podemos creer por prejuicios infundados que lo sabemos todo pero... ¿y cuando estamos deseosos de volver a revivir la curiosidad de un niño? Ante eso no hay peros que valgan, la vida como se dice son cuatro días y... ¿que hay más maravilloso en la vida que partir de cero en cada uno de nuestros actos? Sinceramente creo que nada. No hay nada más sano que experimentar con ignorancia lo que nos hace geniales a los humanos, nuestras distintas particularidades.


Los Amarone de Valpolicella marcaron un punto de inflexión y de partida en lo que se refiere a probar cosas sorprendentemente distintas y en el caso que ahora me ocupa, el de la zona del Piamonte (Barolos, Barbera , Nubbiolos etc etc) otro igualmente excitante.
Cierto es que la poca difusión y los precios elevados, son una traba con la que hay que contar: Difícilmente encontraremos tintos por debajo de los 20 euros, que nos hagan el peso; si los comparamos con los vinos que por ese precio se producen en España. Pero ese es un debate absurdo que no nos llevará a ningún sitio: Cada uno es muy dueño de cerrarse o abrirse puertas. Lo que no atiende a discusiones, es que aunque sea por una vez en la vida uno debería probar y que sus sentidos decidan.



Por suerte hay uno que goza de una distribución y precio aceptable en nuestro país, y los vinos de Sandrone Luciano y por extensión aquel que vinifica con la uva Barbera, son la excepción que confirma la regla.
Una bodega familiar relativamente joven si la comparamos con la de los Barolos austeros de más renombre, pero que tiene tras de si a un viticultor con auténtica solera. Sandrone Luciano creció sabiamente a las órdenes de Marchesi di Barolo (una de las bodegas más antiguas del Piamonte) como jefe de bodega, y ahora crea en Barolo los suyos propios junto a su hijo y la familia al completo. Con una filosofía que pone tierra de por medio en ese debate constate sobre los vinos Italianos (llamados austeros), y las nuevas generaciones que intentan forzar un giro hacia nuevos y más accesibles mercados.
Para mi que no dispongo de un presupuesto bollante a la hora de abrir esas puertas de las que hablaba. Ni experiencia en vinos Italianos como para dar lecciones a nadie.
Comenzar con un Barolo elaborado con Barbera, es toda una aventura que espero con suerte ampliar en breve con este viaje del que os mencionaba. No será una estancia lo suficientemente larga para instruir nuestro espíritu, puesto que mis vástagos todavía no están para vacaciones enológicas. Pero haremos un alto en el camino en Rocca Grimalda, antes de descender hacia Bolognia; lo que por cercanía nos dejará contemplar los valles que se ocultan tras la cadena montañosa de separa la serpenteante carretera costera (San Remo, Arenzano, Genova), del interior del Piamonte (Cuneo, Alba, Asti). Lo breve bueno, dos veces bueno.



Y que mejor manera que abrir un prefacio de cara al viaje que con un Sandrone D'Alba del 2009, descorchado el pasado Viernes en la última celebración familiar.
Un tinto Italiano que recupera la uva originaria y más ruda del Piamonte, aquella que ayudó a coger aire a la zona, tras la plaga de la Filoxera; para elaborar un vino que aúna tradición y modernidad. Un vino que pule la astringencia de sus taninos hasta convertirlo en puro caramelo, sin por ello tener que renunciar al carácter y a la personalidad que éstas mismas dotan a sus caldos, de esa interesante evolución para el envejecimiento.
Este Barbera es junto al de otras pequeñas bodegas familiares (Giuseppe Rinaldi, Vietti, o las de los Hnos. Conterno), un monovarietal que suma a la zona de Barolo un interesante espectro donde remangarse sin temor a hipotecarnos ni temer por su relación C/P. Y por lo tanto una tentación irresistible para cogerle el pulso a los vinos del Noroeste Italiano.


Su color inconfundible de púrpura intenso nos presenta credenciales con tan solo observar los restos del corcho. Efectivamente es su imponente voluptuosidad y densidad la que primero impresionan al acercar la nariz a la copa, como casi todos los tintos del Norte Italiano. Hay que darles tiempo, botella, y aire para que comiencen a mostrar sus ocultos encantos (sobretodo abrirlos con mucho tiempo).
Aparecen notas del alcohol, para dar paso a las Guindas licorosas, al azúcar presente... y la cosa va tomando cuerpo: Tostados, Cassis, pimienta fresca, Clavo, mucha Vainilla; en el horizonte se atisba la madera, pero no una madera invasora si no un toque de estancia histórica.
Su boca sin embargo, en contra de lo que se pueda presentir es fácil, fresca y ligera. Se pueden respirar por el paladar algunos mentolados que se entremezclan con el cacao amargo, en un after eight goloso y muy largo: Madroños, Moras, Frambuesas... final floral a violetas, muy floral. Tanto que al consumir la copa y acercar de nuevo la nariz para recobrar su recuerdo, podemos usarlo como Adormidera en su residuo balsámico y perfumado.
Un vino tan bien estructurado y arrebatador, que nos predispone con sus encantos a ilustrarnos con vehemencia a lo que pueda devenir. Tan generoso en expectativas culinarias que ni tan siquiera nos exige un maridaje riguroso, no que va; uno en un arrebato de locura , puede apartar de un manotazo lo que está sobre la mesa y beberlo como copa. Eso sí, no sean egoístas y compártanlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario