viernes, 29 de abril de 2016

SEÑOR CHINARRO EN LA NOVA JAZZ CAVA DE TERRASSA_24/04/2016 PROGRESANDO HACIA NUEVOS LUGARES


Este pasado Domingo nos invitaron los primos a cenar. Invertimos las manillas de la brújula, y esta vez, nos adentramos en el Vallés Oriental para dar fe de la hermosura del nuevo disco del Sevillano; lejos de la martingala barcelonesa. Al refugio de las viejas fábricas del vapor textiles y antiguas salas de baile, ahora convertidas en espacios culturales. Y con el arrojo de sucumbir a un domingo tan perezoso, como tentadora lo es la idea de irse a dormir con “El Alfabeto Morse” rondándole a uno las entrañas; raya, punto, raya...
Por raro y reconfortante, es ver a los niños corretear mientras son los tíos los que ponen la cordura a ritmo de brindis. O al primo grande haciendo manitas tras los setos. También lo es irte con la calidez del tostado café todavía en la pituitaria, a poner bálsamo a la sobremesa con música; plácida y reconfortante música.
Lo es doblemente, cuando un disco como: “El Progreso”, intercede. Y de forma tan sutil recobra esos antiguos placeres, que tantas horas de escucha me dieron con: “Ronroneando/2008”, “El Mundo Según/2006”, o “Fuego Amigo/2005”. Por lo menos, en esas escuchas en bucle donde no hay excepciones que valgan cuando suenan a tumba abierta.

Dos Besugos” abriría la noche: Canciones que ya pasados diez años -por más mentira que parezca- se han tornado en clásicos de abigarrados indestructibles. De aquellas que miden tu vida con una unidad: la de la madurez. Y que ganan tremendamente en la voz de Antonio, con la serenidad y dulzura del tiempo. Con los nuevos músicos las canciones también suenan distintas, más directas, firmes y decididas; diría que hasta han mejorado o por lo menos cambiado a mejor.
Y la verdad es que volverlo a ver cinco años más tarde, en un espacio tan confortable e íntimo como la Nova Jazz Cava, me hacia especial ilusión: Una sala recogida, con una acústica diseñada con mucho cariño. El todo de un Domingo emborronado. Que hacen de un cancionero, algo familiar que ya forma parte un poco de ti y de los que allí se reunieron.
Éramos de abuelos quizás acomodados por la edad a su tono actual (más recogido). Que nos hacemos mayores, y la feminidad nos aflora por apego, pura empatía o a saber. Supongo que este trayecto largo desde que debutara con acuarela y sus inevitables dejes a The Cure y New Order solo ha entrado más luz en el salón. Pero lo cierto es que la mecánica no ha cambiado tanto como algunos reniegan. Más medios, más recursos para afinar las texturas... pero la lírica. Esa gran baza que malea con un sello ya propio, sigue deshuesando el ir y venir de la vida desde la misma mirilla anónima. Textos que para la ocasión (me) parecen, bastante más íntimos y sensibles; más poéticos. EL PROGRESO no es un disco al más puro estilo chinarrista y seguramente suponga otro giro tan determinante, como lo fue en su día “El Fuego Amigo”. La mano de J se nota y de un tiempo aquí seguramente sea el que mejor lo entienda. O simplemente una apreciación mía.

Me parecía interesante despejar la incógnita de como se comportarían los nuevos temas en directo; con músicos jóvenes y una producción ajena. Y si el temario más clásico se vería afectado por esos cambios.
He de admitir en contra de mi desconfianza, que he vuelto a descubrir otra forma de ver y oír sus canciones. Y estoy seguro que eso se debe a que el directo, es posiblemente la mejor manera de entender la música y al artista. En El Progreso las canciones entran con delicadeza y cierta timidez, en vivo y en tan solo cuatro escuchas, crecen como al guiso el buen reposo.
A “Dos Besugos” le siguieron: “Ángela” y “El Lejano Oeste”. Prueba de como han crecido igual que lo hará este último trabajo, un disco como EL MUNDO SEGÚN, que también adolecía de cierta complejidad.
Y llegaría “El Castigo”, una de esas canciones nuevas a las que me refiero cuando hablo de discreción. Sería una de las grandes de la noche. Las guitarras puntiagudas y aparentemente imperturbables del joven Jaime Beltrán, estallaron al final tan o más como la emotiva sección de cuerda que guía gran parte del disco; tremenda. Viajamos también hasta el fronterizo “Lejano Oeste” de tiempos en los que comprar una guitarra en Portugal, era una pequeña aventura narrativa. Se suplieron bien los extraordinarios y arrabaleros arreglos del tema original. Y una vez más, los acompañantes de PÁJARO JACK lo bordaron en la cadencia. “El Rayo Verde” en clave de himno y a mandar. Costó darle el tono a “Efectos Especiales”. Pero la grandeza del tema que abre lo nuevo de Chinarro gana sí o sí, porque es la digna culpable de zambullirse a pulmón en su más reciente trabajo. “Walden” recobra su tono más pop e infeccioso, familiar en la tonadilla pero demoledora en su rima.
Alguna sorpresa que no me esperaba, como “Los Amores Reñidos” o “Todo Acerca del cariño”; esta última quizás porque no es de mis preferidas. Aunque debo de admitir que de las cuatro veces que lo he visto, es de las que más he disfrutado. Segura e inesperadamente, porque le han dado mucha vida ¿músicos, otra perspectiva, la veteranía? o igual yo y el momento.

El repertorio y hasta el orden me pareció muy acertado y medido. Moduló la emoción, se hizo corto por intenso pese a las 20 canciones que tocaron.
De su anterior disco solo se coló “El Viaje Astral” y “Droguerías y Farmacias”. Y aunque hubiese preferido “Mudas y Escamas”, sonaron muy convincentes, y la segunda hasta dramática; probablemente lo más cercano a aquellas “Niño helado” o “En el panal” del 94. Desintegration de pura cepa.

Encarrilando casi el final de la velada, como dos puñaladas traperas en el costado: “Los ángeles” y “Babieca”. Seguramente dos de las canciones más grandes que ha compuesto el Sevillano en esta última década. Además ejecutadas de manera brillante en este lujo de acústica que ofrecía la Jazz Cava. La platea sentada dio hasta un regusto de hipnosis placentera de sobremesa perfecta. Las instantáneas de los mitos jazzísticos dotando de cierto misticismo al reencuentro, y la enorme bola de neón en las alturas poniendo el contrapunto mágico.

La misma magia de los acordes de “Maravilla”, que por un momento parecían homenajear a Marr y su This Charming Man. Es una de esas canciones contemplativas que enaltecen el carácter mundano de Antonio. Un vademecum imaginativo que inspira con sus textos una especie de manual de vida idóneo para disfrutarlo. “Del Montón” lo ratificó, y “Una Llamada a la Acción” por partida doble, lo elevó a redundancia absoluta. Difícil no sucumbir a ese lema.
Más, cuando El Progreso incide de manera tan emotiva, sentida y dolorosa al AMOR y las relaciones.

Él dice que -el amor- es casi siempre el recurso más práctico del músico, a la hora de escribir canciones: Nos eleva al cielo y también es capaz de lanzarnos desde el vacío a lo más hondo.
Pero las formas de explicarlo y cantarlo no siempre consiguen los mismos y melancólicos efectos. “El Alfabeto Morse”, que sonó totalmente sólo a la guitarra, es de esas. Un tema que a mi me llega, quizás por cómo lo describe; tan cruel y natural como es. Me pareció precioso, y con “María de las Nieves” y “El Progreso” de la mano, más todavía. No estaba la voz de Soleá Morente para aterciopelarlo, pero me sigue pareciendo la misma gran canción de amor de todos los tiempos. Típica si se quiere, pero inigualable por sencillez y arte.
Un desenlace con la sinergia que da un Domingo explayatorio desde la mañana a la tarde: Vermuth con PARES en el Mercantic, Viento a discreción, comida tuerta, café y copa de nit. La rúbrica final sonó a retumbe con de nuevo “Otra Llamada a la Acción”. El bueno de Antonio se comió -a drede o por cosas del hambre- media canción y la volvió a repetir entera al final; que cosas tiene mi Antonio!! Dando fe de lo grande de su último álbum. Un disco que logra cotas redondas en producción, letras, ejecución, y ese aire audaz y aplomo que le dan los jóvenes Granadinos PAJARO JACK; a seguir la pista en el Primavera Sound 2016.

Para acabar en El Café de L'Aula a golpe de Garnatxa del Montsant, Jazz y una Burguer Imaginá. Hay que ver que cosas más chulas tiene mi Terrassa!!. Quince años viviendo de espaldas a ella y de pasada, y resulta que de fauna y hábitats tiene tantos como vueltas da la vida... Que tan bella es, como distintos lo decorados donde te lleve el corassón!!




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