jueves, 14 de noviembre de 2013

FINAL PLAY, POCKET PLAY, STAR*T PLAY!!





Esta noche sí he visto llover estrellas. Me he asomado de madrugada cuando todos dormían, y tan resplandeciente y nítido era el cielo, que como en un sueño infantil de niñez se podían enumerar la constelaciones.
Me he quedado por un instante ensimismado con el dulzor de un vino generoso todavía impregnado mi interior, y he salido como un loco poseso a la calle con el pijama. Como quien sale en busca de algo sin la más mínima idea de recogerse, he salido descalzo, sin las llaves de casa y con los bolsillos llenos de canciones para dejar un rastro de acordes y cadencias al modo de Hansel y Gretel. Me asaltó la idea de poder parecer un demente dominado por la locura intestinal del futuro, no se... resultar escandaloso y acabar en comisaría como un ebrio despendolado a merced de que se yo. Pero sin embargo sea como fuere, por la circunstancia de ser precisamente la noche de Halloween. La gente que iba encontrando a mi paso, los pocos que quedaban rezagados a aquellas horas intempestivas, me sonreían y seguían su marcha.

Mis pies a ritmo marcial pero relajado marcando una dirección y compás impreciso, y la vista puesta en el cielo sin atender a cruces, intersecciones o avenidas peligrosas. Solo mirando con atención un extraño y diáfano espectáculo nocturno allí colgado. Como si algún ente o ser celestial hubiese de repente limpiado de polvo y paja el infecto y contaminado firmamento de mi ciudad.
En el ambiente un particular olor a fábrica metalúrgica suspendido. Un perfume a azufre desconocido que presentía la mano demoníaca sobre semejante acto inconsciente, era eso, o una sugestión tan poderosa como la divinidad de un cielo raramente estrellado: El baile de enanas, la fuga de alcatraz de las valientes suicidas, y el pavoneo de la más brillantes estrellas. Que como estrellas de vodevil adoptaban formas inverosímiles en lo alto del firmamento.


Hasta que mis llagados pies y mi renqueante pierna derecha se detuvieron de forma súbita en un momento inexacto de mi travesía celestial. Cerré los ojos cegados y enrojecidos por las horas de marcha y vigilia, y caí en un profundo y repentino sueño de aquellos que solo recordábamos en nuestra púber juventud.
Al cabo de las horas y con los primeros rayos caldeando mis desnudas pantorrillas. Me despertaron soliviantado los golpes en las parietales de un anciano buscador de caracoles; ni preguntaba ni espetaba, solo azuzaba con su bastón en un insistente afán por que me incorporase. Suerte de mi poblada e ensortijada cabellera, si no estaría ahora lamentado muy probablemente un descalabramiento importante; quien sabe si confundiendo mis rizos por caracoles.
Miré a mi alrededor sin hallar respuesta alguna y alcé la vista en busca de los astros que guiasen mi navío; cuando fueron las canciones que dejé desperdigadas por el camino, las que me indicaron el regreso a casa: El cielo despejado de un azul celeste impresionante, y el sol cegador incidiendo sobre mis hinchados ojos, que protegí inútilmente con mis manos.
Desde aquí y ya, se puede ver el final del camino. Allí a lo lejos el precipicio, la duda, o porqué no el alivio de de cruzar la meta más o menos a salvo. Se puede ya hacer balance con un rigor más o menos imparcial y consecuente, para ponernos manos a la obra sobre como ha sido de particular nuestro 2013: El mio personalmente dominado por un creciente desinterés por la actualidad. En realidad no es una actitud premeditada, más bien diría que es una reacción a la mecánica actual de promoción que no va mucho conmigo. Basta con ver las artimañas que han regido la reciente presentación en sociedad del último trabajo de los Canadienses Arcade Fire; para sospechar de una innecesaria obsesión por querer destacar algo que por naturaleza no lo necesita. Por lo menos eso el que yo creo cuando todos sabemos que una gran obra, no necesita solemnidades ni suspenses para demostrar que estamos ante un gran disco.
Pero sea por la razón que sea, me da que es la inseguridad la que domina semejante culebrón, (no solo la de ellos, si no la de otras muchas formaciones que pelean por mantenerse en la cresta de la ola).
A mi sin embargo me ha dado este año por prestar más atención a las tradiciones más arcanas, que a las sorpresas envueltas en papel de regalo, con grandes lazos, y fanfarrias que se oyen desde diez manzanas más abajo. Por eso si hay una razón de peso para sacarse de la chistera una pequeña Play de bolsillo, esta sería desde luego la aparición de un viejo amor a las puertas del final de año. La vuelta a los rediles de...
*MAZZY STAR///

Con SEASONS OF YOUR DAY, se me antoja como la máxima expresión de lo que a mi entender es un regreso discográfico como dios manda.
Una regreso envuelto en la tranquilidad y la calma necesaria para dotar de sentido común, el frenesí compulsivo en el que se ha convertido el panorama musical actual, (por lo menos el que es digno de titulares). Ya sabemos que en las cloacas hay otro tipo de día a día cotidiano, más cercano al empleo sumergido que al estrellato codiciado.

Y en este caso, después de 17 años de abandono. Hope Sandoval y David Roback parecen haber sintetizado ese largo periplo, en un compendio de belleza secular; sacando provecho de la nimiedad que otros desprecian. “Seasons of Your Day” engarza la cadena que se salió justamente después de Among my Swan/1996, sin apenas trascender en tiempo ni en las formas; de echo parece incluso que el tiempo apenas ha hecho mella en su facultad por deslumbrar sin apenas estridencias.


Me imagino que al igual que pasa con otras muchas bandas que desaparecieron en el tiempo. La prensa y el público en general creen que solo se puede regresar al mundo de los vivos con un golpe de efecto mediático. Por suerte la creatividad innata, pone de manifiesto con lucidez que hay algo etéreo e inexplicable que está por encima de la calidad, la vanguardia, y lo aparentemente vendible; y esa es la inspiración y la personalidad. Y que gran suerte para nosotros, que no todo dependa de una teoría bien estudiada y contrastada.
Y la genialidad de este disco no es que resida estrictamente en bajar la revoluciones al mínimo admisible; para nada. Lo maravilloso es que lo han hecho con un criterio incontestable.

En él podemos encontrar la justa medida de las composiciones, el arte de detener el tiempo, y el echo de hacerlo con pulso firme y decidido. De echo ahí se encuentran las claves que hacen de una obra lo suficientemente compleja como para descubrir hallazgos sorprendentes en cada escucha, y sin embargo lograr una calidez tan cercana a la emotividad y a la familiaridad como podría serlo un abrazo sincero de una madre o de un hermano: Ese “In the Kingdon” que pone a cero ese contador que Beach House intentaron retomar, la ceremoniosidad de “California” o “Lay Myself Down” que invoca la desolación de los espacios abiertos de la América profunda y profana. O la delicadeza zalamera de “I`ve gotta Stop”, “Flying Low” y el esotérico crepitar de las cuerdas en “Spoon”.
Lo más cercano a las visiones que se suceden en el umbral de la muerte. Un canto desnudo a la naturaleza, a los espacios abiertos, y si se quiere al Folk primigenio; sin dejar de lado una rara psicodelia, tan austera y primitiva como enigmática.


El camino hacia casa es largo y arduo. La goma destensada de mis pantalones del pijama se afloja, y me caen hasta las pantorrillas. Se me desabotona la zamarra, empiezo a sudar frío, y la mirada busca sin suerte encontrar aquellas estrellas resplandecientes. La suerte de mis canciones me cogen por la solapa y me levantan un palmo del suelo; no camino si no floto. Y en la cabeza embotada y palpitante siguen repicando las notas como coordenadas de un navegador.


*THE PROGRAM// 
 
podrían sin duda marcar la cadencia y el ritmo adecuados. Como el día que Pale Saints pusieron el punto y final a su trayectoria:
Chris Cooper y Graeme Naysmith (batería y guitarra de la banda de Leeds), se han puesto manos a la obra casi veinte años después de su disolución. Tanto por lo inesperado, como por la poca esperanza que albergaba tras haber escuchado años atrás su primeras noticias en forma de demos; es desde luego una muy buena noticia.
Supongo que para el público en general solo sea una brizna más dentro del volátil panorama de la música alternativa. Pero para mí es una señal inequívoca de que el tiempo acaba dándole el valor merecido a las cosas.

Diez cortes son los que componen este álbum de debut. Donde rápidamente se percibe un aire totalmente doméstico. Y en el que las canciones tienen un aspecto parecido al de pequeños esbozos incompletos. Pese a los recursos limitados con los que han contado, y el inconveniente creativo que pueda suponer escribir canciones en un formato prácticamente instrumental. El resultado sin embargo, al final es tan satisfactorio como sorprendente.
PALE SAINTS/1987
Afortunadamente Pale Saints fueron una banda, donde el peso específico de cada uno de sus componentes era totalmente reconocible y trascendente. Y eso es algo que se puede apreciar muy claramente en el sonido de THE PROGRAM: Donde guitarra y percusión son capaces de tejer una atmósfera inconfundible y auténticas joyas, con poco más que eso.
Aquellos temas instrumentales de amargas guitarras como “Porpose” o “Marinba”, flotan como una nebulosa en gran parte del disco en cortes como: “Krock”, “Spooky”, o “78 run” ;aunque eso si con un aspecto más condensado a sus antecesores. Son golosinas donde confluyen el Ambient, el PostRock, el Pop, o el Krautrock. Y en las que de manera incontestable, están aquellas texturas que ofrecían otra faceta de aquel Shoegaze bucólico tan común a This Mortal Coil.



Resulta curioso como una noche de todos los santos, el cielo nítido de mi ciudad ejerció tal influjo sobre quien escribe. Esa especie de aullido moribundo que nos conduce a golpe de Calíope donde nuestro caprichoso antojo de animal nos lleve. Puede ser que fuese o que del balcón no me moviese, que el viaje fuera cierto o producto de mi mente; lo único importante, es que viajé sin moverme.
Aquella noche vi astros nocturnos y hasta incandescentes, vi despuntar el Sol por lo alto de los tejados. Hasta pude ver al llegar de vuelta a casa, a animales nocturnos derretirse bajo la insolación matinal; sin saber si era el palpitar de su último aliento, o los estertores de *TRENTEMOLLER.

Que con su LOST , sacudían a la plebe más rezagada llegando a confundir sus extintos latidos con la consonancia de semejante engendro; Lost puede .
Anders Tremtenoller a capturado por fin el púlsar del pasado más épico y el de un futuro ilusionante; con una fidelidad tan precisa como intangible. Un envoltorio de vinilo ajustado que se adapta a la turgente silueta de sus modelos (Jonny Pierce “The Drums”con una modulación vocal realmente inédita, Sune Rose Wagner “Raveonettes”, Low, Marie Fisker, o Jana Hunter de “Lower Dens”). Donde se adivinan las formas que enaltecen la generosidad de sus voces puestas al servicio de una causa noble: Recuperar la elegancia del pasado sin mancillar su natural esbeltez con lacas ni gominas perfumadas.
En esos contoneos de lucimiento susurrante cuesta discernir sobre el protagonismo de la modelo, o del vestido en cuestión. En realidad es todo su conjunto lo que hacen del álbum, un amalgama donde se magrean en concupiscente orgía: Electrónica musculosa, pasajes híbridos, beats progresivos, y oscura tensión que explosiona con destellos luminosos de Pop elegante. Una puesta en escena llevada a cabo una y mil veces con resultados diversos. Y que se pasean por el filo de la navaja, con la arrogancia idealista de quien ve a la electrónica como una extensión del Rock sin hacer distinciones carpetovetónicas: Vitalic, Moby, Death in Vegas, David Holmes, Chemical Brothers, New Order... Todos ellos y muchos otros que se quedan en el tintero han hecho una lectura de la electrónica, un género permeable y poroso de libre pensamiento.
Y en esta ocasión el Danés ha recogido el testigo para recuperar muchos legajos que el tiempo se ha empeñado en pasar de moda. Con la ayuda de socios que difieren solo en apariencia, pero no en lo esencial; la virtud en esencia de democratizar la música, con un objetivo común.

La apertura sacrosanta de “The Dream”, la reptante y andrógina voz de Jana Hunter en “Gravity”, o la turbadora voz de Marie Fisker en el trotón “Candy Tongue”; donde la alargada sombra de Siouxsie S. y la estética femenina de todos aquellos proyectos que editó 4AD bajo el paraguas de This Mortal Coil, está tan presente.
En la habitación contigua la electrónica más hedonista y fibrada. “Still on Fire”, “Trails”, “River of Life”, o “Deceive” se zambullen de cabeza en la electrónica más oscura y lasciva. Donde electro, Postpunk, y Rock sintetizado se dan la mano en pos de la pista de baile. Un disco en general que pese a abordar una parte largamente discutida por puristas y amantes esporádicos de la electrónica; donde se regatea ese eterno debate entre lo transgresor, vanguardista, experimental, o simplemente animal. Ese extraño porqué de separar y calificar lo realmente trascendental en un momento determinado; cuando ya sabemos que todo se rige por oleadas, mareas, y lumbreras ¿que mide en realidad los niveles del podium de los campeones.
Basta con echarle un ojo a las calificaciones que ha dado Piiiiit_tchfork al reciente proyecto de Nicolas Jaar & Dave Harrington DARKSIDE, un nueve. Ejem... vamos sería como decir que “Psychic” roza la excelencia. Lo que le hace a uno pensar si un medio tan influyente como este tiene realmente un criterio tan objetivo como se cree; o es simplemente la espada de Democles que guía a las almas perdidas, que buscan su sentido del disfrute.

THE BLACK WATCH

En fin que quieren que les diga. No hay nada realmente más jodido en esto de estar en el candelero, que creerse uno influyente o pretender serlo. A base de buscar excelencias en un círculo vicioso tan susceptible y errático como el de la creatividad; aunque posiblemente todo dependa del afán de investigar, o de la memoria de sus cachorros. Por esa regla de tres no deberíamos pormenorizar en bandas como los Italianos SEA DWELLER, quienes han preferido enfatizar en el Pop borroso de los 90, sin pensar en su vigencia. Ver nacer a propuestas subsistentes como la del Venezolano ROY VALENTIN, el colectivo Portugués INDIGNU, o a los Australianos LOWER PLENTY. Todos ellos unidos por un denominador común, el afán por crear nuevas texturas con cuatro colores, y sin la presión de un hábitat que cree tener la autoridad moral para imponernos las modas.
Por eso me atrevería a defender con ferocidad el regreso preciosista de los veteranos BLOW MONKEYS, la recitado poético en la profunda voz de BILL CALLAHAN; quien reinventa constantemente sin trasgredir en la esencia de sus canciones. La vuelta al cole de THE BLACK WATCH, estos veteranos aun desconocidos que ya me robaron por entero el corazón en su subestimado y maravilloso “Led Zeppelin Five/2011”; toda una gozada escarbar en su repertorio e historia, digna de aventureros. Y la de otras tantas sugerencias que hemos ido recogiendo en las cunetas de ese paseo interestelar, donde el brillo de las estrellas me encaminaron hacia la grandeza de lo simple e insignifante, de lo cotidiano, y de lo omnipresente e ignorado.

Puede que ciertamente no sean las que mejor se ajustan a los gustos de la mayoría. Y que en mi rareza por esquivar lo que demasiado obvio y dócil, me halla vuelto un poco huraño. Lo que si puedo asegurar es que vi las estrellas brillar, y me importa un comino que pudiese ser un sueño; de echo... quien me puede asegurar que aquello que veo y oigo, es lo verdadero.
01_ The Program_Incept
02_Fanfarlo_A Distance
03_The Black Watch_Meg
04_Cruiser_Kidnap Me
05_Blow Monkeys_In no Time at All
07_Kindest Cuts_Handsome Killer (Demo)
08_Trentemoller_Never Stop Running (Feat Jonny Pierce)
09_Screen Vinyl Image_Stay Asleep
10_New Model Army_March in September
11_Bill Callahan_Javelin Unlanding
12_Cass McCombs_Brighter! (Feat Karen Black)
13_Mazzy Star_Lay Myself Down
14_Darkside_Paper Trails
15_Indignu_ Capítulo 1-Onde as neuvens se cruzam
16_Roy Valentin_Uno
17_Sea Dweller_I see the Sea from a Way Out
18_Tindersticks_If Tou're Looking for a Way Out
19_James Nee_Buffy
20_Lower Plenty_Strange Beast

lunes, 4 de noviembre de 2013

CASS McCOMBS///Big Wheel & Others_2013/// *VIAJANDO SIN DESTINO...




Esta semana me he dejado acompañar en el trayecto casa/trabajo/casa por el nuevo “larga duración” del prolífico CASS Mc. COMBS “Big Wheel and others”. Como que mis trayectos por suerte son cortos; de 15 minutillos arriba o abajo según “según los muertos vivientes que encuentre a mi paso”. Me ha dado para que su longevo temario de veintidós canciones, se convierta en prácticamente mi banda sonora de esta semana. Lo cierto es que le iba ha dedicar una de mis parrafadas místicas en el grupo del Facebook, pero sinceramente creo que el asunto se merece más.
Cass Mc Combs ya nos deleitó el pasado 2011 con dos fabulosos discos. En aquella ocasión se publicaban escrupulosamente separados, como lo hacían aquellas discotecas de antaño: Dos salas, dos ambientes.
El primero lo conformaban ocho cortes que deambulaban entre la dulzura aduladora de sus melodías aterciopeladas y el espesor de una bruma, en ocasiones lóbrega, en otras rebosante de languidez. El segundo sin embargo, se erigía como un canto al optimismo permanente, rebosante de buenas e inmediatas vibraciones.
A estas alturas no sabría por cual de ellos inclinarme, pero lo cierto es que fue de lo que escuché con más cariño aquel 2011, ya tan lejano. Puesto que el ingente de buenas melodías era tal, 16 en total, que ha dado para tenerme ocupado este tiempo, y hacer más llevadera esta espera de dos años.


Su reciente regreso sin embargo nos ha vuelto a noquear con un “uppercut” directo al concierto de la lógica o de lo supuestamente previsible; sobretodo si nos atenemos a sus dos trabajos publicados anteriormente. Lo que pasa es que esa mecánica imprevisible es precisamente lo que a mi en particular me atrae de la obra: Un formato de doble Lp del que todos sabemos lo delicados y discutibles que suelen ser, si nos remitimos a todos los que han visto la luz a lo largo y ancho de la historia de la música. Con la diferencia de que a Cass se le puede tolerar eso, y mucho más. Teniendo en cuenta que por un motivo u otro, acaba por convertir en metal precioso casi todo lo que toca. Y no estamos hablando de producciones épicas, rimbonbantes, o técnicamente transgresoras ni mucho menos, lo suyo es de una sencillez automática sustentada en la emoción de quien construye por pura inercia.

Claro los discos así salen como salen; aparte de como churros, brillantes también. Brillantes en su rutina destrozada a golpe de ímpetu inspirador. Directos tanto si susurra, grita en voz alta, o juguetea con aquello que podría, es, o será según le viene en gana en ese preciso instante; y eso desde luego es algo de lo que puede darse por satisfecho, observando con atención como transpiran sus discos.
Hay artistas que les ha llevado toda la vida, y que todavía andan buscando esa genialidad perdida, sin embargo este Californiano con cara de inconsciente revoltoso lo lleva cincelado en su genética, válgame el señor!!.



Cuando arranca “BIG WHEEL AND OTHERS/2013(Domino) lo hace de una manera tan entrañable y espiritual, que difícilmente sabremos que nos deparará semejante viaje. Si echar en la maleta ropa de abrigo, las bermudas de guatiné y la camisa Hawaiana de macramé, o la rebequita que nos puso en el ajuar Mamá.
Porque familia, esta obra podría catalogarse como un gran viaje con sus mañanas, sus noches, y sus paradas en fondas y pensiones. Un largo viaje que bien podría ser en su país natal y comenzar en la ciudad de Concord (California), una ciudad clave en el mestizaje de la Costa Oeste de EEUU, y donde se desarrolló gran parte de la adolescencia de Cass. Desde allí nos acercaría hasta Haight-Ashbury (San Francisco); donde la voz del pequeño que nos indica los parafraseos más dolientes sobre las drogas, nos abre la obra en toda su ambición y crudeza: Asciende desde las profundidades del pasado como una gran ballena jorobada que lleva grabada a heridas y cicatrices, toda una bitácora de otros viajes mucho más lisérgicos y alucinantes del que nos ocupa.
Estalla “Big Wheel”!! Y las trotonas percusiones parecen querer anunciarnos el comienzo de la travesía. Son los rugidos del motor de la vieja y destartalada Chevy que nos llevará durante casi hora y media por territorios tan variopintos como insospechados, donde sus personajes acabarán por ilustrar con sus hitos y misterios los acertijos de las catacumbas.


BIG WHEEL AND OTHERS es un disco extraño, y no tanto por su extensión como por la cantidad de situaciones contradictorias que nos puede transmitir su paciente escucha. Se dan momentos donde Cass McCombs contempla, destripa y susurra con una serenidad maldita: “The Burning of the Temple, 2012”, “Name written in Water”, o “Honesty is no excuse”: Esta última, como una de las joyas escondidas del disco; donde me enamora por ese maravilloso contraste de sus rocosas percusiones, y la guitarra cortante que la rubrica.
Otras más oscuras, impenetrables y no faltas de una especie de lamento amargo desde lo hondo de las metrópolis. Ahí el paisaje cambia las llanuras desoladas por el asfalto de los suburbios, y se oye maldecir a “Joe Murder” por el caro precio de un pacto con “Satan is my Toy”; un Saxofón que despelleja notas por entre las grietas que dejaron atrás Jim Morrison “Everything has to be Just-so”, y los primeros Roxy Music. Canciones que como éstas, desconciertan y a la misma vez hechizan durante el recorrido variable por el que serpentea en toda su amplitud. Sin embargo es éste el principal atractivo de tan ecuánime compromiso; algo que Cass McCombs lleva de manera tan solemne, como su propia índole natural.

La suya es una Road Movie en toda regla con paradas en Bares de Carretera, en paisajes rurales donde brota el Folk de entre los riscos, pedragales, y campos recién segados donde florece la poesía de serena reflexión: “Angel Blood” o “Sooner Cheat death Than fool Love” son dos claros ejemplos donde los Slides hacen de las notas, verdaderos funambulistas que templan la cuerda floja. Otras de calles húmedas por el rocío de la mañana, de sumideros humeantes, y farolillos titileantes, donde se puede escuchar a Eddy Vedder reflejarse en los acordes de “Home on the Rage”. 

Declaraciones de amor mayestáticas como la doble interpretación de “Brighter!”: Primero por el protagonista y firmante; hacia el final, por la recientemente desaparecida KAREN BLACK: Una canción sencillamente eterna en voz de la veterana actriz y cantautora. De cadencias que podrían prolongarse por largas noches, amaneceres de enamorados anudados fuertemente hasta el ocaso, ¿o esperando quizás a la muerte que saluda descubriéndose la chistera?




Cass McCombs nos la ha vuelto a jugar. Y aunque su apuesta es aun más personal todavía, sabe manejar como nadie las luces y las sombras, las amarguras y las nostalgias, e incluso el riesgo de emular sabiendo que sus referentes se funden en una contemporaneidad y lucidez sin parangón.
Un autor que nos muestra en su prosa un universo marginal y mundano de una riqueza ilimitada. Y que además arrastra con gran dignidad las malditas comparaciones con Bill Callahan, Mark Kozelek, o Will Oldham. Un trabajo a la postre, para recorrer como por etapas o del tirón; siempre que el tiempo y la travesía nos lo permita. Y que atesora infinidad de postales y lugares distintos, con tan solo acomodarnos y disponernos a viajar.
 11-07 Portland, OR - Mississippi Studios * [BUY TICKETS]
11-08 Seattle, WA - The Crocodile * [BUY TICKETS]
11-09 Vancouver, BC - Fortune Sound Club * [BUY TICKETS]
11-12 Pioneertown, CA - Pappy & Harriet's ~ [BUY TICKETS]
11-14 Los Angeles, CA - The Echo ~ [BUY TICKETS]
11-15 San Francisco, CA - Great American Music Hall ~ [BUY TICKETS]
11-16 Felton, CA - Don Quixote's International Music Hall ~ [BUY TICKETS]
11-22 Austin, TX - The Belmont [BUY TICKETS]
12-02 Cambridge, MA - The Sinclair ^ [BUY TICKETS]
12-03 Montreal, QUE - Il Motore ^ [BUY TICKETS]
12-04 Toronto, ONT - Great Hall on Queen Street ^[BUY TICKETS]
12-06 Chicago, IL - Empty Bottle ^ [BUY TICKETS]
12-07 Louisville, KY - Zanzabar ^ [BUY TICKETS]
12-08 Nashville, TN - High Watt ^[BUY TICKETS]
12-09 Atlanta, GA - The Earl ^[BUY TICKETS]
12-12 New York, NY - Bowery Ballroom ^ [BUY TICKETS]
12-13 Philadelphia, PA - Boot & Saddle ^ [BUY TICKETS]
12-14 Baltimore, MD - Ottobar ^ [BUY TICKETS]
01-10 Manchester, UK @ Deaf Institute [BUY TICKETS]
01-11 Dublin, IE @ The Workmans Club [BUY TICKETS]
01-13 London, UK @ Queen Elizabeth Hall [BUY TICKETS]
01-19 Santiago, ES @ Salon Teatro de Santiago
01-20 Madrid, ES @ El Sol
01-21 Cadiz, ES @ Edificio Constitucion 1812
01-23 Barcelona, ES @ La Sala Apolo
01-24 Bordeaux, FR @ Bordeaux Rocks
01-31 Brisbane, AU @ RNA, Fortitude Valley (Laneway Brisbane) [BUY TICKETS]
02-01 Melbourne, AU @ Footscray Community Arts Center (Laneway Melbourne) [BUY TICKETS]
02-02 Sydney, AU @ Sydney College of the Arts (Laneway Sydney) [BUY TICKETS]
02-07 Adelaide, AU @ Harts Mill (Laneway Adelaide) [BUY TICKETS]
02-08 Perth, AUS @ Esplanade Park and West End (Laneway Perth) [BUY TICKETS]

lunes, 28 de octubre de 2013

NEW MODEL ARMY in MUSIC HALL de BCN 25/10/2013 *DANZAD MALDITOS DANZAD!!




Hay resquicios de la memoria en los cuales la luz solo incide cada tantos años, a veces lustros, quien sabe si décadas. Aquellas que levantaron un grueso y alto muro que delimita lo aceptablemente actual y lo pasado de moda, y por el que solo trepan los nostálgicos e intrépidos.
Este pasado Viernes la actualidad relativa nos devolvió a algunos, una de las bandas más subestimadas y extrañamente simbólicas de los 80. Y digo algunos, por el dilema que le pueda suponer a más de un veterano de guerra como es mi caso; compaginar el avance inminente de la evolución de la música “alternativa”, sin por ello renegar de nuestro pasado más pedagógico y primario.
Aun grabo en mi memoria la primera vez que vi a NEW MODEL ARMY presentar su “The Love of Hopeless Causes” aquel 1993 en la Sala 2 de Zeleste, de reducidas dimensiones. Quien diría que aquel concierto marcaría su declive, tras los años gloriosos del Impurity. La misma minúscula sala que acogió la gira de despedida de PAVEMENT seis años más tarde. Para que os hagáis una idea de lo crueles e injustas que son las modas y las tendencias en esto de la música, ¿acaso alguien se imaginaría, con lo que ahora significan Pavement, actuando en semejante sala?Con los años y el bagaje de idas y venidas que guardo en el recuerdo. Uno aprende a valorar y a apreciar con la suficiente perspectiva la arbitrariedad que mide la actualidad y la calidad; algo tan relativo como el paso del tiempo.
Así que visto lo acontecido desde aquel lejano 93 por el que escribe y firma, con la suficiente serenidad. Lo de este pasado Viernes, fue lo más cercano a pactar con el diablo de la misma manera que lo hizo Dorian Grey; una involución a la eterna juventud momentánea y veloz. Sobretodo viéndome en medio de una melé de Pogo frenético, arropado por aquellos que veinte años atrás nos volvíamos locos de excitación descubriendo bandas y sonidos hasta el momento desconocidos.

NEW MODEL ARMY logró en tan solo hora y media, resucitar un espíritu combativo que en la actualidad me canso de buscar y no encuentro. Su gira de regreso viene respaldada por un nuevo trabajo que viene a conciliar su pasado más brillante, y unos últimos años donde buscaron su identidad sin un resultado del todo satisfactorio. Y la cruzada tiene su mérito, vaya si lo tiene: Ver a un Justin Sullivan defender su idiosincrasia con 57 años, sin perder ni un ápice de motivación, profesionalidad, y pundonor. Bien merece el esfuerzo de verlos por cuarta vez; desgañitarnos, y rememorar aquellas noches. Donde Ramones, Clash, y Madness nos empujaban al centro de la pista para danzar con frenesí en una batalla de amistad y solidaridad.




El concierto comenzó con bastante retraso al borde de las diez, debido a unos problemas logísticos de la banda en la frontera. Así que nos perdimos a unos prometidos teloneros, INMUNE, quienes tuvieron la mala pata de tener que cancelar su aperitivo.
Pese a los inconvenientes de contener una larga cola en pleno centro de Barcelona por más de una hora, y admirar el contraste de la ciudad más “guapa”, con el de los vestigios de las tribus urbanas más aguerridas de los 90. Realmente resultaba una escena rara de narices, e incluso gratificante para mi gusto. Teniendo en cuenta lo raro que nos miraban los lugareños en mi barrio allá a finales de los 80, cuando salíamos las tardes de los Sábados con nuestros peinados, ojos pintados, Marteens o Boppins, y nuestra indumentaria desaliñada.

Acudir a ver a New Model Army cada vez que han visitado nuestro país (tres si no me fallan las cuentas, sin contar el de Justin Sullivan en solitario en la sala KGB). Es sin duda uno de aquellos eventos a los uno acude no solo con la certeza de no salir defraudado, si no que además se produce una curiosa simbiosis donde se mezcla el evidente interés por ver a una de tus bandas de cabecera en la juventud, y volver a encontrarte con viejos y buenos amigos; algunos en su mayoría en un retiro monacal, otros inmersos todavía en el culto a los sonidos que nos dieron luz en nuestro pasado, o como es mi caso personal esperanzados en la grandeza de la música sea de ahora, de antes, o de siempre.
La verdad sea dicha y sin ningún tipo de sentimiento de culpabilidad, son pocas las bandas de mi juventud a las que le dedico fidelidad absoluta en escuchas frecuentes en los últimos años. Y no es que renuncie a su vigencia en la que creo decididamente, solo que también confío totalmente en la importancia que representa saber encontrar el equilibrio entre lo pasado y lo actual; sin acabar despotricando por el rumbo que toma la música en la actualidad.
Lo que está claro de todas todas es que aunque son una infinidad de bandas y artistas los que considero vitales en mi educación musical. Como en las amistades, pocas son a las que otorgo la transcendencia emotiva especial que se merecen; y una de ellas es New Model Army junto a The Smiths y Joy Division (seguro que alguna otra me olvido)

Como es natural y aunque en el ambiente flotara el deseo de escuchar aquellos clásicos que nos indicaron el camino: “Smalltown England”, “Great Expectations”, “The Price”, “No mans Land”, “Better Than Them”, “White Coasts”,225”, “I love the World”, o “Poison Street” por citar solo algunas, ya que mi lista sería innombrable. Tampoco es que me desagradara el repertorio que creo que fue uno de los mejores de sus últimas visitas, y teniendo en cuenta que celebran su 30 aniversario.
Abrieron la noche como es natural con algunas las mejores canciones de su último trabajo, “I need more time”, “March in September” su primer single, o “Did You make it Safe?” que aprovecho para afirmar que dan bastante más juego que algunas de sus tres anteriores discos (personalmente los que más me cuestan de digerir, salvando alguna canción). Sin embargo también he de admitir que con el paso de los años y teniendo en cuenta que para ser una banda de culto, cada disco tiene una personalidad distinta muy marcada. Han conseguido convertir en clásicos temas como “Today is a Good day”, “High”, o “Wonderful way to go”.

Poco a poco y progresivamente fueron goteando algunas de sus temas emblemáticos. Muchas de ellas, canciones que sin ser sus clásicos más populares para los fieles que los seguimos, Followers venidos de toda Europa incluidos (éstos últimos merecen una mención de honor a parte); es un gustazo oírlas en directo: “225”, “The Hunt” que sonó tremenda con el nuevo bajista que los acompaña en la gira, Ceri Monger y que junto a “Here comes the War” llegaron a recordarnos al legendario Nelson de su primera época, donde el bajo se erigía como el verdadero solista.
Para entonces el centro de la pista y el gallinero, como solemos denominar los veteranos a la primera línea de fuego de un concierto. Se había convertido como viene siendo tradicional en los Live de esta banda de Bradford (ciudad del norte de Inglaterra que también vio nacer a The Cult), en un frenético y apasionado Pogo donde los Followers ejercían como maestros de ceremonias con sus espectaculares torres humanas. 
Photo: by Mirian
 
*Los followers para los poco informados, son el nombre que se le dan a sus más fieles seguidores. Gente que los siguió a lo largo de su carrera, y que sin ser una de las bandas más representativas de la escena Post Punk o Gótica de principio de los 80. Gozó y goza de unos de los grupo de seguidores más fieles, quienes los siguen en todos y cada uno de los conciertos de su gira.
Como decía aclaración a parte de suma importancia, el ambiente era un hervidero. Con la sala atestada y observando desde la barrera el sarao que se montó con los primeros acordes del evento, no pude por más que deleitarme con admiración la tremenda escenificación. Juanito con cara de poseído, Franky, Angel, Jordi, Edu... la tropa entera de niños grandes, mano a mano con los irreductibles Followers; con los que bastaba una mirada, el sudor, un empujón y volver a levantarse para transpirar sensaciones. Inevitablemente acabé en medio de la melé, o lo hacía o reventaba de deseos; y eso que mi rodilla derecha me lleva dando guerra casi una semana. Pero de una manera u otra había que revivir de verdad de la buena; creo que hacía casi veinte años por lo menos que no bailaba un pogo de los buenos.
Hubo un pequeño receso para que brotase la enigmática y gigantesca “Archway Towers” de su Thunder & Consolation, que se codeó con una de las canciones más esotéricas de su nuevo disco, “Seven Times” y que ocupó junto a otra íntima “Knievel”, la parte central del set. Y le sucedieron “No Rest”, “Lust of Power” del Impurity, una preciosa “Green and Grey” que parecía invocar al desaparecido Robert Heaton. Una versión semi acústica del “Vagabons” donde a falta de los violines de Ed Alleyne-Johnson buenos eran nuestros coros; para acabar cerrando con “I Love The World”.


En resumidas cuentas poco más puedo añadir. Tan solo que disfruté una de las noches más intensas y felices en años, no solo por recuperar un pasado totalmente vigente, ver reunida a la vieja guardia de épocas donde el género indie ni tan siquiera figuraba en los diccionarios. Y sobre todo poder contemplar a una banda con una energía fuera de toda moda y tendencia, renovar un repertorio por el que los años no desgasta lo más mínimo y donde todavía sobreviven hábitats arcanos a los que no hay tendencias que sean capaces de extinguir.
Es Punk, es Rock, es Folk, es PostPunk?? ¿acaso Gótica? No, son NEW MODEL ARMY y los ejércitos de Oliver Cronwell cantando a las causas NO perdidas.
NEW MODEL ARMY IN GROOVESHARK