lunes, 16 de junio de 2014

13 TZAMETI by Géla Babluani_2005 #Así te quiero, sin perfumes, coloretes ni carmesí#




Nacionalidad: Franco/Georgiana
Director: Géla Babluani
Año:2005
Género: Suspense/Drama psicológico
Metraje: 95 minutos
Música: East Troublemakers
Reparto: George Babluani, Pascal Bongard, Aurélien Recoing, Fred Ulysse, Nicolas Pignon, Vania Villers. Didier Ferrari, Pierre Blérau... ínclito

Es por las pequeñas oberturas del calado de la persiana por donde se cuelan las primeras luminosidades de la mañana. Un aliento de frescor, el rumor de las cotorras... y su silueta. Esa estirpe, la que da forma a su cuerpo y lo contornea para el gusto de mi borrosa mirada desde la cama. Esa suerte de aroma natural de su cuerpo, la tersura de su piel sin potingues ni ungüentos, y la calidez de su estampa de la que gozo cada mañana cuando ella se levanta instantes antes que yo; excepcionalmente y como un pequeño triunfo sobre mis enterrados madrugones.
Y así con esa extraña y vaga similitud, intento equilibrar en la balanza de mis entretelas, amores carnales, espirituales y suculentos manjares que me vigorizan el alma: EL CINE, con la mayúscula grandiosidad con la que nos produce inéditas sensaciones, personificado en la mayestática naturalidad de la mujer con la que compartimos vida. Así es como lo quiero, sin perfumes, coloretes ni carmesí.

De la misma forma que nos enseñaron a amar los ínclitos A. Hitchcock, F. Fellini, F. Truffaut, o T. Richardson cuando el lenguaje del cine Low Cost dedicaba la inspiración al arte de filmar. A convertir la cámara en una extensión de la imaginación y del globo acular, y plasmarlo jugueteando con nuestro subconsciente.13 TZAMETI, cinta de debut del director Francés de origen Georgiano Géla Babluani. Es una de esas tan escasas joyas de director total, donde el arte de filmar cobra una de sus máximas expresiones. Un film que pasó de puntillas hace nueve años y que logra con un presupuesto esmirriado, lo que otros malgastan con tácticas disuasorias y cargan las tintas con malabarismos argumentales rebuscados.
Aquí sin embargo no hay trampa ni cartón, y mucho arte al manejar cámara, dominar el ritmo, y transmitir sensaciones angustiosas a base de capturar y domar nuestro subconsciente.


Sébastien es un joven albañil de familia humilde, que se gana la vida reparando cubiertas y tejados; en este caso la de una misteriosa pareja asfixiada por la adicción a la Morfina de su propietario, Jean-François. Que espera la llegada de una carta, para acometer una no menos misteriosa empresa con la que ganar mucho dinero. La llegada de la esperada carta y la muerte por sobredosis del turbio sujeto, en medio de un circunstancial caos fruto de la obras y de la asfixiante situación del joven. Hace que el documento caiga en manos del joven, y éste decida en una acción desesperada suplantar al tipo y aventurarse a recuperar el dinero invertido en la fracasada obra.

En ese instante Sébastien se verá inmerso en un misterioso y desconocido periplo, que lo llevará a debatirse en una de las situaciones más brutales y truculentas, jamás imaginada en su vida.


Pocos son los directores noveles que muestran en la actualidad el pulso y la firmeza a la hora de plasmar sus ideas, que demostró Géla Babluani en ésta, su ópera prima. Una historia actual a la que el sincero blanco y negro de sus fotogramas, nos transporta de lleno a los ambientes policiacos del cine Francés de los 50. Y donde el ritmo y la cadencia, junto a unos planos rebosantes de expresión, dotan de una tensión y una desolación sin igual los noventa minutos (que se hacen cortos), de esta conceptual y genial película. Además consigue hacerla hipnótica, inquietante y cruel sin hacer uso de los típicos recursos: ni violencia, ni sangre. Tan solo utilizar la cámara como se debe, buscar ese miedo velado a los designios y rodear todo ello, de la insensibilidad frívola de nuestros días.
Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con la absoluta honestidad de un director capaz de sintetizar tanto con tan poco. Toda una lección de cabalista ultrasensorial, para los que gozamos de la simpleza de ideas y de un buen manantial rebosante de sensaciones. Es más, podría asegurar que tratándose de lo que se trata, sobran en su mayoría las líneas descriptivas que me preceden. Al fin y al cabo, es una película para disfrutarla con las mismas dudas y enigmas que la hacen grande. Y sí, en esto le doy la razón VALE MÁS UNA IMAGEN QUE MIL PALABRAS.

PD.  En la red podréis encontrar versiones de mayor calidad subtituladas. Si no lográis dar con ellas me lo comentáis. 
 
 

lunes, 9 de junio de 2014

GOLD-BEARS_DALLIANCE/2014 #AQUELLOS AÑOS CUANDO ÉRAMOS BIEN JÓVENES *Aniversarios, pérdidas y reencuentros*




Tal día como hoy hora Zulú arriba, minutero asesino abajo, hace de esto ya cinco años, la picadura fue con nucturnidad y alevosía del todo letal. Fue una convulsión rítmica asintomática de aquellas que te dan cuando estás en la vigilia del sueño, y de los que uno parece como si estirara la pata cual agónico conejo. Y de la que hasta la presente no he podido encontrar antídoto alguno que me cure: Escribo luego existo, y existo para escribir.
 
FIRST IMAGE TO BLOG
Sin atender en absoluto a las primeras tres reglas que me impuse: No intimar con mis hipotéticos lectores; si los hubiese. No dejar que mi intimidad me traicionase y porsupuestísimo, no justificar mis escritos. Creo que la mayoría las he incumplido en su totalidad, mas alguna que por añadidura he ido descubriendo por el camino y que también he dilapidado #Arsa ese chiquillo bonico!!. Alto!! con orgullo y satisfacción, pues en ese forcejeo con tus emociones no hay mejor capitulación, que la que se hace a base de experimentar sensaciones inimaginables contigo mismo, y nuevos escenarios jamás imaginados. 
 
Esa criatura a la que dejé apagar las velas en su tercer aniversario y que corría descarriado como cabra al monte, pues no tengo fidelidad suficiente para celebrar ni descerebrar cada año, ya tiene cinco #Y rima con ahínco. No es que la ocasión merezca tal celebración por desenlaces traumáticos que no vienen al cuento, y que me reservo para mi intimidad. Ni tampoco por ser un número redondo, que va. Pero fíjate tú que con esta inyección orgásmica que me confiere esta joven banda de Atlanta (Georgia); allí donde Dominique Wilkins,Spud Webb y Cia. hicieran estragos aquel invierno del 86. Atizan las ascuas de los recuerdos alegóricos que confieren esas insignificantes minucias, dotando de sentido el caminar abrupto de la vida. Atizan, avivan y crepitan con el rugir de las guitarras la sonámbula celebración, que busca consuelo en el estruendo ensordecedor. Ahí donde no entran ni se oyen los sollozos, las penitencias o las mortificaciones. Y donde hacemos de la medio valentía/cobardía, un don infantil al que agarrarnos.



Los Ositos dorados vuelven a estar allí arriba en el techo de las aulas. Pegados junto a bolas de papel ya resecas, a los restos de guirnaldas cursos pasados con las siluetas de los borradores, junto a los pupitres con olor a goma de borrar. Aquellos diminutos ositos de gominola duros como los mismísimos diablos, que humedecíamos con saliva para ponerlos en órbita contra el techo de las clases, y que parecen regresar con ánimos de revancha. Los tengo aquí enganchados, ahí en el corazón chupando como posesos lo malo y podrido. Insuflando con carreras nocturnas por las calles y callejones de todo mi sistema sanguíneo, haciendo diabluras con su POP revolucionario y ácrata.
Hace tres años me inocularon esa emoción perdida por el PopPunk sin sigilo que valga. Un virus con forma de disco veloz y atroz que asalta a golpe seísmo, colapsando el sentido de la prudencia. En ellos encontré la droga perfecta con la que espantar los fantasmas de la perfección, de la excelencia y hasta de la comodidad por pulir los defectos cuando me susurraban al oído “Are you falling in Love”; ¿estás enamorado?. Con riffs nerviosos e hiperactivos que se salen de los márgenes de la plantilla. Y con rallotes como los de mi niño chico, que cambian el color y la forma de las cosas para buscar la belleza de las melodías Pop ahí detrás del estruendo. No como la mala broma de Pains of Being pure at Heart, que se acaban disipando en una especie de truco con el que captar fieles de oídos susceptibles.

Su regreso al cabo del tiempo en forma de Dalliance/2014 vía Slumberland Records, lo hace con el mismo ímpetu y celeridad; pero con las consecuencias +/- del enamoramiento como estandarte. Si bien sus bofetadas han conseguido precisar el K.O técnico o por puntos con temas como “I Hope They're Right”, “Fathers and Daughters” o “Hey Sophie”, el salvajismo pre-escolar sigue intacto. Y sí Sres. sabios, me gustan por eso, porque odio con toda mi alma la postura de lisoja y de adulación hacia los cánones que nos imponen las modas y los paripés que con tanto estilo usurpan nuestra natural rebeldía de juventud. Y claro está, porque GOLD-BEARS son la clara consecuencia de nuestro Pop antepasado más primario.
Siento la simpleza de The Thermals en “Chest” y en “Yeah, Tonight”. La inocencia de Talulah Gosh en “Punk Song nº15”, la sentencia a muerte de la Velvet en “From Tallahasse to Gainesville”. Los amores quebrados por la inocente juventud de Wedding Present con “Hers Fears”. Y también puedo sentir los ecos perdidos de Ballboy con “Death with Drums” y “For You”. Esa brutalidad hiriente y sangrante que esculpía a golpe de Punk el Pop ferviente que crecía en los márgenes y las grietas irregulares de las quebradas aceras de las barriadas.
Dalliance es un endiablado disco de Pop instantáneo, con ese porcentaje poco prudente de Punk efervescente. Uno de aquellos trabajos de una sola toma que tanto escasean en la actualidad, y que nos remiten a la sencillez del pasado para capturar el instante del momento: Sin artficios, sin posturas forzosas ni rotulaciones ostentosas con las que parecer lo que no se es. Esa misma sensación de regreso a las pequeñas historias del pasado con las que nos hemos dado fuerzas en dos días de duelo; con sensaciones encontradas, aterrizajes forzosos al lodazal de la realidad, y con esa espectacular transmisión verdadera que nos enseñan los más pequeños de la casa. Y que por aquella magia de la naturaleza humana, nos protege contra toda la dureza de una semana de pérdida; la soportabilidad del recuerdo vendrá a buen seguro después.
Pero él nos quería así, riendo y no llorando. Haciendo piña como la base de un gran castell, y más fuertes que nunca. Así que esta celebración de quinto aniversario transcrita en una la semana más dura de este año de autos 2014, va a ser así: sin aplazamientos y orgulloso de que sean estas mismas canciones, las que me acompañaron en los numeroso vía crucis hacia un sitio para olvidar. Las que nos den la bienvenida al calor del verano, y a la abrasadora desazón de un solo objetivo, la felicidad.

martes, 3 de junio de 2014

1-800-BAND _ DIVER BLUE/2014 # EL RUM RUM DE LOS MOTORES.




Es evidente a todas luces que la escena musical vuelve a convulsionarse como años atrás. Y si la escena alternativa, o como más popularmente se la conoce “indie”, se encuentra en el dudoso paradigma por el cual se define a la música como: comercial o para minorías. También podríamos hablar de un fenómeno donde se ejemplariza con clarividencia, el efecto que ejerce la popularidad sobre capa freática de los movimientos socio/musicales, y su consiguiente sublimación hasta sucumbir en la inocuidad.
Del mismo modo quiero imaginar, que nadie en su sano juicio se habrá llevado a engaños con la relación puramente circunstancial del efecto llamada de fenómenos como el Primavera Sound o el Sonar. De echo, desde que David Bekhan se dejara por primera vez la cresta y las modas se apropiaran de lo más significativo de cada tribu urbana, nada volvió a ser igual: - Lo importante a toda costa es lucir con estilo. Todo lo demás es ser exageradamente rancio y pasado de moda. Pues con la música pasa igual. Si los ingredientes son demasiado exóticos... - Estandariza muchacho estandariza!!. Si no, que vayan y se lo pregunten a la cocina Asiática.


Sentimentalismos y pajas mentales aparte. Que solo el aburrimiento de los plumillas, en los que me incluyo como simple junta letras, nos atormentan. Al final lo que manda sobre todas las teorías, es la fluctuación inconsciente de nuestro propio criterio indiscriminado. Lo mismo que le pasa a las mareas, que periódicamente suben y bajan en forma de estilos, tendencias, corrientes, géneros y subgéneros: Un pasado inamovible, y un presente/futuro convulso e inquieto.
Al final cabalística y chuminosamente a parte, lo verdaderamente importante, es nuestra capacidad para adaptarnos a los devenires sin perder de vista ese poder natural de mutar que todos llevamos dentro. Y por mucho que nos empeñemos en homogeneizar aquello a lo que se quiere llamar raro, exclusivo y minoritario. Siempre habrán dos divisiones que aunque compartan parentescos: Unos se bañan en grandes fastos de confeti y otros sin embargo, que dan sentido al término más estricto de lo “alternativo”, como otras sendas que recorrer.
Esa súbita aparición de bandas que emergen desde las catacumbas. El florecer de nuevos picapedreros de ritmos primitivos y seculares, no hacen más que alentar el ciclo natural de las música. Es así pues natural y cíclico el bullir en los suburbios musicales donde de la luz como en las selvas Amazónicas, llega en cuenta gotas. En definitiva, el rebrote de paladines del Rock pedregoso, el Punk o el Garaje más deudor de la serie B musical. Así nació la New Wave Americana: como un cúmulo de inquietudes musicales que bebían del testamento Rockero y Punk de los 70. Otro paso más para esquivar la masificación y crear, más como un acto de fe que como un objetivo multitudinario.



Al, Rob, Polly y Aaron son 1-800-BAND, surgidos de la efervescente y Neoyorkina barriada de Brooklyn. Tan directos y concisos como su propio nombre nos sugiere, como si se tratase del serial de un bastidor de un viejo Mustang, o de un destartalado Camaro del 67. Con un Ep , un Lp corto y el más reluciente “Diver Blue/2014” a sus espaldas y todos editados hasta la fecha de forma totalmente autodidacta o con el pequeño y garajero sello Almost Ready Records.
Cuatro auténticas bofetadas más un tema “directo” al mentón, con las cuales disipan de un plumazo cualquier tipo de sospecha/pose/disfraz sobre el tan extendido... - A mi en realidad es que me abdujo una nave y se me aparecieron este, aquel y el de la moto. No no no, en realidad crecí entre las cajas de vinilos de mis padres y por pura sinergia absorbí de lo bueno lo mejor. Que va, en realidad lo mio es una mezcla de Psicorock espacial, bailable pero profundo... sí sí eso también lo escuchaba yo... Al carajo!! Porque estamos emperraos y hasta convencidos de que la música es así Tchas!!, libre y naturalmente inspiradora. Y aunque muchos estén decididos a dictar lo que ahora toca o lo que no, todos sabemos que es una pura patraña para dotar de una novedad inexistente, lo que llevamos toda la vida escuchando. Ojo, que me parece genial que se recupere cualquier recoveco de nuestra extensa historia musical, pero sin tanta parafernalia.



Y después de semejante tostón de analista purulento, algo que ni ellos se jactan en su escueta carta de presentación; con un intriganteToll-free Rock como definición. ¿Y que se esconde tras esas misteriosas siglas y sus dos últimos trabajos?: “1-800-BAND the album/2012” y “Diver Blue/2014”: puro Powerpop trufado de matices.
Basta con pegar la oreja al arranque que da título a su 7” “Diver Blue”, y tener echándonos el aliento en el cogote a Ric Ocasek y sus The Cars. Ese Órgano barítono que se convirtió en compañero inseparable de tantas bandas New Wave Americanas de finales de los 70 y principios de los 80: The Feelies, Talking Heads o el rabioso Powerpop más incisivo de los primeros Cheap Trick, Greg Kihn, Rubinoos, o The Clean, que acabaría derivando en verdadero Rock & Roll que alimenta a todos estos referentes.

Here Comes Summer” y la alentadora joya final “Many Happy Returns” le siguen a la zaga. Y no hacen más que avivar la innata curiosidad de fisgón que todos llevamos dentro, para abalanzarnos sobre su anterior trabajo de hace un par de años. Donde se puede certificar la falta de complejos que tienen estos cuatro elementos de los que además de divertirse, tienen la vocacional virtud de legitimar al Rock como elemento vehicular. Sin dejar de lado la facilidad pasmosa para crear himnos Power Punkpop y de Rock tan luminiscentes como infeccioso, y dar la sensación que es toda una declaración de intenciones con personalidad propia. Y a las pruebas me remito:
Con ese “Tropical Meds” tan Stoniano, la tremenda “Would you Believe It”, la deliciosa “Just a Pretender” con Polly a las voces, o “Donna” que retrocede a principios de los 70 y nos puede hasta recordar a Grateful Dead. Dos discos para dejarse arrastrar definitivamente hacia la deriva de la piedra angular que es el Rock; con todos los matices, recuerdos y defectos que les podamos encontrar. Y donde el tiempo seguramente nos pondrá a todos de acuerdo: A los que nos enseñaron a amar el Rock, a los cuarentones que volvemos sobre nuestros pasos, y a los veinteañeros que con el tiempo espero nos den la razón.

SALUDOS Y DISFRUTENLO!!